Retos de todos

Retos de todos

WELLINGTON ASCANIO PETERSON
La situación que tenemos los dominicanos debemos verla obviando cualquier interés particular que no sea única y exclusivamente el interés de que este país pueda arrancar definitivamente de cara a un futuro a todas luces promisorio para todos.

Objetivar la realidad presente de la Nación en concordancia con la situación general de los países vecinos cercanos y lejanos, es cuestión de primordial importancia a partir de los increíbles atrasos y retrasos técnicos de todo tipo que aún tenemos y la urgencia de situarnos a nivel de los demás en términos de competencias.

Se trata pues de un gran desafío para todos. La globalización, latente ahora en todo lo que hacemos, nos obliga a buscar y a ajustarnos a normas, acuerdos, tratados y compromisos ya establecidos, a estrechar nuestros vínculos con este nuevo mundo de todo globalizado.

Quiere decir que no podemos resolver nuestros problemas económicos y sociales al margen de los demás, y ello implica un esfuerzo de necesidad compartida, de búsqueda de soluciones comunes.

Desde hace varios años se viene operando en el mundo sustanciales cambios, afectando no solo al clima, sino también la economía, la sociedad, la política. Todo está cambiando y nuestro país no escapa a este fenómeno de transformaciones inexorables.

Ahora de pronto nos llegó el RD-CAFTA, la Reforma Fiscal, las Alianzas políticas, y como siempre todo seguirá su curso indetenible hasta nuevas iniciativas. Somos compromisarios del RD-CAFTA, todos sabemos lo que representa en términos generales, cómo afectara en la práctica de nuestros enmohecidos empresarios y su obligada alineación a los nuevos tiempos, a los sectores sociales de clase media y cómo deberá incidir positivamente en los sectores más pobres.

El Desmonte Arancelario, la eliminación  de la Comisión Cambiaria, exigencias de la competencia en los nuevos mercados, así como la reducción general de los precios de las mercancía, introducen al país por primera vez en su historia en la realidad de la libre competencia. El beneficio será para todos si todos así lo queremos y todos luchamos para ello. Pero hace falta voluntad política para aliarse a la coyuntura.

Este país no se puede seguir manejando como propiedad privada de alguien o como pastel que se reparte entre pequeños grupos de poder o como piñata a la garata con puño.

Produce escalofríos la manera mezquina como se ha manejado la Reforma Fiscal, sectores políticos que se empeñan en mantener sus privilegios a costa de la pobrezas de las grandes mayorías, maniobrando con demagogias para seguir usurpando posiciones de poder.

La Reforma Fiscal fue bloqueada, desvirtuada, desnaturalizada y super politizada, si tratamiento en el Congreso fue orientado por los centros políticos del PRD y PRSC para sacar ventajas partidarias buscando salir de la defensiva política en que han quedado después de dejar a este país en la más ominosa situación de descalabro.

Al bloquear la Reforma Fiscal se bloquea el Presupuesto y los recursos que el gobierno tendría que captar para invertir en obras social, infraestructuras necesarias al desarrollo de la economía, cumplir con los pagos de la deuda interna y externa y cumplir en sentido general con las necesidades de un estado de quiebra económica. Pero también es un bloqueo al RD-CAFTA y los beneficios que ofrece a una economía de 500 años fuera de mercado. El Frente opositor consensó su estrategia para apostar al fracaso de la actual administración desde el Congreso, los ayuntamientos y las regidurías. Estar a expensas de grupos políticos que han utilizado y utilizan el poder para su lucro particular contrario al interés del país es un crimen de lesa patria. El PRD y el PRSC unen sus esfuerzos para luchar contra el interés nacional, se reparten el pastel y a Dios que reparta suerte, como dice el refrán callejero. Ambos deberán correr la misma suerte de ser derrotados una vez más.

Estamos en crisis, en reciente etapa de recuperación y como dijera un amigo: “estamos mal pero por el buen camino”; nada ni nadie debe frenar este proceso de recuperación.

Las mayorías no deben dejarse confundir por los que pasaron por el poder para su beneficio personal y saquearon las arcas del Estado.

La crisis de hoy es el fruto de la corrupción de ayer. Tenemos que crecer, sin sectarismos ni radicalerías, pero con la firmeza propia de la conciencia de que se trabaja para el bien de todos: 500 años de atrasos es la identidad de la pobreza. Asumamos el reto.

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