Retos presentes y futuros de República Dominicana

Retos presentes y futuros de República Dominicana

República Dominicana es un país de grandes contrastes. Junto a los deslumbrantes paisajes costeros     convive   la miseria, el abandono y la desesperanza de muchos dominicanos que ven languidecer sus oportunidades bajo el caliente sol caribeño.

A diario se observan contrastes notorios    en el centro de la  Capital. Por ejemplo, el  sector  de clase alta Naco  tiene muy cerca un barrio llamado La Yuca, Arroyo Hondo tiene  al lado a La Puya; Los Prados tiene  Los Praditos y El Millón tiene El Milloncito y Manganagua. Todos estos sectores conviven con grandes diferencias no solo en el ingreso que recibe cada familia, que es muy marcado, sino también en el acceso a servicios básicos, como   salud, educación, agua y vivienda digna.

República Dominicana se encuentra entre los países de la región que tienen tasas de pobreza relativamente altas. Según un estudio del Banco Mundial (BM) publicado en   2011, el país posee una menor protección social que otros y tiene redes de seguridad social más débiles.

Un estudio del Programa para las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) muestra que la deuda social del país se ha  venido acumulando paralelamente con uno de los crecimientos económicos más altos de los países de América Latina en los últimos 60 años.

A pesar de los esfuerzos   públicos para enfrentar este problema, los resultados han sido limitados, debido a la falta de continuidad del Estado por los cambios de Gobierno. La deuda social se manifiesta en rezagos en el desarrollo humano, en la pobreza y la marginalidad de grandes segmentos poblacionales. El PNUD dice que   50% de la población sufre desigualdad social.

A pesar de los rezagos, el país ha logrado avances recientes en desarrollo humano. Sin embargo, el BM, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el PNUD señalan que el nivel y la calidad del acceso a los servicios básicos y a infraestructura socio-económica siguen siendo insuficientes para garantizar una adecuada calidad de vida y potenciar mayor reducción de la pobreza y un crecimiento económico sostenido.

Crecemos, sí, pero ¿lo estamos distribuyendo? Los economistas Rolando Guzmán y Juan Monegro coinciden en señalar que el país muestra lo que se llama una asimetría entre pobreza y crecimiento, es decir, la pobreza en el país   disminuye muy lentamente a pesar del crecimiento económico; mientras en  los momentos de crisis  aumenta mucho.

Monegro expresa que la economía dominicana ha hecho fama por su crecimiento sobresaliente (4.87%), significativamente por encima del promedio de   América Latina y el Caribe (2.87%); además el país tiene un  buen aguante pues cae menos que la generalidad de los países América Latina y el Caribe, y se repone rápido.

Según los datos del Ministerio de Economía, a octubre de 2011, la pobreza extrema se ubica en 9.3% de la población, unos 921,993 dominicanos y la pobreza general se sitúa en 34.3% para un total de 3,412,375 dominicanos.

Monegro resalta que el crecimiento ha impactado  en gran medida  la reducción de la pobreza,  pero  el problema es persistente, pues continúa la pobreza general y extrema, el patrón de distribución de riqueza    no es equitativo y   el país ocupa la posición 24 de 101 países con peor índice Gini, indicador que mide la desigualdad de los ingresos dentro de un país.

Mientras un estudio de la Cepal de  2008  indica que lo que ingresa un hogar situado entre el 10% más rico de la población es casi 28 veces el ingreso medio de un hogar que este en el 40% más pobre. A la vez, el ingreso de una familia que esté entre el 20% más rico de la población es 23 veces mayor que el ingreso de un hogar que esté en el 20% más pobre.

 Recientemente, el    presidente de la Academia Dominicana de la Historia, Frank Moya Pons, dijo que la sociedad  va avanzando hacia un modelo de desarrollo social, tomando en cuenta las diferencias de tamaño,  similar a los  de México y la India, que son colectivos con élites muy ricas, modernas e internacionalizadas, economías productivas y con amplias clases medias, pero que   producen pobres a una velocidad tan alta que el Estado no puede satisfacer las necesidades de ese segmento  poblacional. 

Pocos empleos a pesar de crecimiento.  El economista Miguel Ceara Hatton dice que el crecimiento económico  no genera inclusión social, lo cual se debe a varios factores, entre estos  que el salario real no crece mientras el nominal se mantiene fijo por muchos años, lo que revela que las personas no se benefician del crecimiento.

Destaca que la economía  genera pocos empleos y el que genera es de mala calidad, como el empleo informal o poco productivo y con bajo nivel educativo.

Según Guzmán, el crecimiento del PIB cada vez impacta menos la cantidad de empleos, mientras la cobertura en la seguridad social es baja en comparación con otros países de la región.

 Expresa que de 18 países analizados en el Estudio Económico de América Latina y el Caribe,  de 2009, el país ocupa el lugar número 13 en  la sensibilidad del empleo con respecto al PIB, y sólo presenta mejores resultados que Colombia, Perú, El Salvador, Honduras y Bolivia.

Seguridad social.  Solo cuatro de cada diez dominicanos cuentan con seguro médico y apenas el 11%  de las personas de 65 años o más se encuentra recibiendo pagos por pensión o jubilación.

Poder de compra.  El economista explica que a este problema se  añade que el poder de compra del salario mínimo ha tendido a deteriorarse a lo largo de la década actual, excepto para los empleados de las empresas grandes, en cuyo caso ha permanecido relativamente constante. Además la creciente informalidad, afecta a más del 50% de la población ocupada. 

Índice de Desarrollo Humano (IDH).  Los recientes informes del IDH repiten   los mismos resultados, hay avances en la desigualdad, en salud, educación y nivel de vida básico, pero todavía muy pocos si se compara con su nivel de crecimiento económico y con relación a otros países con iguales condiciones.

En el último Informe Mundial sobre Desarrollo Humano (2011), publicado por el PNUD, muestra que el país aumentó su índice de 0.686 a 0.689 entre 2010 y 2011, ocupando la posición 24 de 33 países de América Latina y el Caribe. Sin embargo, a pesar de este crecimiento, al ajustar el índice en materia de desigualdad, el país pierde 9 posiciones debido fundamentalmente a las inequidades de ingreso y educación.

En términos de educación el país se ubica en la posición 29 entre los 33 países de América Latina y la posición 117 de 187 países a escala mundial. También se  presentan  rezagos, aunque menores, en el aspecto de la salud, en el cual el país ocupa la posición 20 de   29 países de América Latina y la posición 88 de 187 países.

Gasto social muy bajo.  Según datos de la Estrategia Nacional de Desarrollo entre las razones que explican el mayor peso del rezago social del país, han sido citados el históricamente reducido nivel de gasto público social y la lentitud en la implementación de las reformas sociales e institucionales necesarias para modernizar y hacer eficiente el aparato público para la entrega de servicios sociales de calidad y con criterio de equidad social.

El gasto social actual es el 8% del Producto Interno Bruto (PIB) pero el promedio regional en el año 2003 era de 15 por ciento.

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Agua y vivienda

 El PNUD estima  que   se necesitan 1,096,000 viviendas mientras un informe   del BID este año revela que  a  69% de las familias dominicanas no les alcanza el dinero para tener   casa propia.  La Encuesta Enhogar 2007 establece que existe desigualdad en la distribución de los servicios de agua potable en función del ingreso, en detrimento de los más pobres. En el medio rural, un bajo porcentaje de viviendas dispone  de los servicios de agua potable.

Empresarios y economistas: generar empleos con calidad

El presidente del Consejo Nacional de la Empresa Privada, Manuel Díez Cabral, y la presidenta de la AIRD, Ligia Bonetti, coinciden en   que la mejor forma de distribuir el ingreso y  enfrentar la desigualdad social es con la generación de empleos formales y de calidad.

Por esta razón en muchas ocasiones han propugnado por un cambio del modelo económico  reorientado hacia una economía más inclusiva y competitiva.

El economista Rolando Guzmán expresa que se requiere impulsar el desarrollo de sectores que garanticen más empleos y mejores salarios, y esto debe ir acompañado de reformas  en el mercado  laboral y a nivel fiscal, que mejoren la calidad del gasto público. Agregó que    debe haber mayor capacitación     de los trabajadores. Mientras    Ceara Hatton dice que es indispensable aumentar la inversión en salud y   educación y mejorar el acceso a las oportunidades, pues ahora estas no dependen del Estado de derecho sino del poder económico, político y social que tenga el individuo.

Y Juan Monegro destaca que se necesita aumentar el gasto social,  una política social robusta y  un desarrollo institucional transparente.

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