Retos y desafíos en los sistemas educativos de Latinoamérica

Retos y desafíos en los sistemas educativos de Latinoamérica

Hablar de educación en América Latina genera muchas pasiones, opiniones cerradas, democráticas y otras en funciones de la economía. Pero hoy la situación misma de los sistemas educativos de la región son unos de los temas más importantes de tratar y primordiales en las agendas de los organismos internacionales y espero que así también en los gobiernos locales.

Llevando un poco de ideología es bueno recordar que un sistema educativo es la estructura que adopta la educación en un país o territorio determinado, y de esta manera organiza el transcurrir de los ciudadanos en su derecho de recibir educación.

Los sistemas educativos varían de acuerdo a cada territorio, según las disposiciones que se crean necesarias, a partir de la caracterización social, diversas problemáticas emergentes, necesidades sociales desde las cuales la educación puede contribuir.

Pero esto no ha sido así para nuestros países, hoy los estándares de calidad educativa internacionales posicionan a Latinoamérica como una de las regiones del mundo con necesidades profundas en sus sistemas educativos; muestra de ello lo podemos ver en el último informe Situación Educativa de América Latina y el Caribe: Hacia la educación de calidad para todos al 2015 de la Oficina Regional de Educación de la UNESCO en Santiago, Chile.

Todo comenzó a principios de 1990 con la Declaración Mundial de la Educación para todos en Jomtiem, Tailandia. Más adelante para el año 2000 en Dakar, Senegal, se elaboró un marco estratégico basado en seis objetivos concretos a lograr en 15 años, es decir para el 2015, los cuales comprendían: cuidado de la primera infancia, educación primaria universal, aprendizaje para jóvenes y adultos, la alfabetización, paridad de género y calidad educativa.

Lo cierto es que desde el inicio de todo esto mucho ha llovido, algunos países de la región han avanzado en cuanto a calidad de sus sistemas educativos, tales como Costa Rica, México, Chile, Argentina, Brasil, Cuba, otros se han quedado rezagados y hoy les cuesta en múltiples maneras comenzar lo que debieron ejecutar hace más de una década.

Si agregamos a esto los altos niveles de endeudamiento de hasta el casi el 50 por ciento del PIB en el caso de algunos países, gobiernos débiles y sin credibilidad, escasos sistemas de transparencia gubernamentales, falta de impunidad, niveles de pobreza alarmados, acelerado crecimiento poblacional y de igual manera la desigualdad socio económica, podemos ver claramente la necesidad de construir nuevos paradigmas acordes a los tiempos.

A modo de conclusión comprendo que como región América Latina enfrenta retos y desafíos oportunos, y todos unidos aportando lo mejor de nuestras experiencias podemos contagiar a otros para la construcción de una agenda educativa sostenible, apegada totalmente a las exigencias que enfrentamos, por un lado que ayude a todo ciudadano a participar activamente y de manera responsable en la sociedad del conocimiento que está abierta esperando por todos, y por otro lado que contribuya al desarrollo de nuevas prácticas educativas que tomen como centro el aprendizaje, que aborde los nuevos desafíos pedagógicos incluyendo aquellos y aquellas marginados por la tecnología, y que colabore en la adecuación de la formación de docentes y al diseño de políticas públicas que impacten en los sistemas educativos de manera integral.

América Latina puede avanzar, pero para lograrlo debe estar primero en la voluntad política de sus gobernantes y líderes políticos, luego debe haber millones de corazones dispuestos a aprender y a desaprender, y de esa manera estaremos creando una nueva década, una nueva generación en los más pequeños, capaces de ser creativos, de enfermarse menos, con capacidades para toda la vida y de conseguir mejores empleos, ser más productivos, y lo mejor de todo tendrán buenos legados para trasmitir a los próximas generaciones.

 

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