Retrato de ciertos políticos

Retrato de ciertos políticos

La supervivencia en política es sin lugar a dudas un oficio de canallas, que puede convertirse su uso en un político insuperable, es decir, un verdadero monstruo. Un tipo capaz de estrangular a su mejor amigo. Los hay tan traviesos que son capaces de maquillar sus manos para ir a sus reuniones de masa para poder pasar como un simple obrero de cualquier actividad laboral.

Estos sujetos son farsantes traidozuelos. Su condición, sus aptitudes y sus mañas, los convierten en auténticos lacayos. El idioma que usan es de puras sorpresas. Son un misterio indescifrable y resultan ser por naturaleza deslenguados. Su vanidad es puro narcisismo y suele alimentarse, como su ambición de mendrugos y migajas, su afán de segundos, delata su condición de lacayo, lo retrata como un canalla que es, un patán.

Los lacayos modernos, que existen en este siglo, no usan librea, pues no es tarea esa de identificación, su alma le sale a la superficie y lo despoja de su máscara. Su falsa lealtad da paso al servilismo y a su incapacidad absoluta de pensar y vivir si no es el dictado de su jefe y se nutre de las sobras de éste.

Este triste y despreciable espécimen, deambula a sus anchas por todo el país en todos los partidos políticos, haciendo sus maldades y corrompiendo a los jóvenes. Estos individuos son los lacayos, que han existido en todas las épocas y al través de nuestra historia.

Un retrato despreciable de nuestra política. Estos sujetos son los mismos que ahora figuran en cargos importantes o escriben en diarios presentándose como héroes o mártires, porque desgraciadamente “en este viejo mundo cínico todo permanece, todo se solapa, se enquista”.

Por suerte nada dura eternamente, ningún sistema político, ni ninguna situación de poder.

Recordemos que no fue ningún ejército que acabó con el comunismo en Rusia, sino la vida, la conciencia y el rechazo total del hombre a la manipulación, y esto es así porque la política es un servicio que arranca desde la ética. No todos los políticos son iguales. No todos humanos dicen lo contrario a lo que piensan.

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