Retrato de cuerpo entero

Retrato de cuerpo entero

La muerte del comerciante Eddy Diloné Rosario Taveras, de 33 años,  retrata de cuerpo entero nuestras carencias e indolencia. Retrata la falta de seguridad ciudadana, pues fue baleado en Andrés, Boca Chica, donde vivía, por unos sujetos durante uno de esos rutinarios asaltos a mano armada. Retrata insuficiencia o indolencia, pues al ser llevado al hospital Darío Contreras no fue atendido supuestamente por falta de los equipos necesarios.

Más indolencia aún queda retratada en el hecho de que al ser llevado al Luis E. Aybar, tampoco lo atendieron alegando falta de una bata para cirujano. Murió en el Moscoso Puello cuando era operado bajo la luz de un foco, porque la planta de emergencia no  funcionó durante un apagón rutinario.

Inseguridad ciudadana, indolencia, carencia de todo tipo en hospitales y otros servicios públicos, y para colmo un colapsado suministro de electricidad son características que nos identifican como sociedad, una sociedad en la cual a la vida de una persona se le pone el precio de cualquier baratija. Vivimos en una sociedad que es deficitaria en crecimiento humano, pero que exhibe superávit en crecimiento económico. Vivimos en una sociedad en la que cualquier ratero vulgar y barato dispone de una vida y al poco tiempo sale de prisión. Es terrible cuando un suceso criminal encuentra la alianza tácita de la indolencia y se convierte en el retrato de una sociedad.

Enseñanza nunca aprendida

El más reciente de los naufragios de indocumentados reeditó el drama humano que suele darse en estas travesías temerarias. Veintinueve muertos y cuatro sobrevivientes es un balance bastante doloroso, y más aún si la supervivencia de unos se logra consumiendo los despojos de los compañeros fallecidos. Entre todas las probabilidades que acechan a los viajeros ilegales, el naufragio es una constante insalvable.

Las migraciones de estas características, osadas y temerarias en grado extremo, dejan, sin embargo, lecciones que solo parecen aprenderlas  algunos de los que las han vivido. Es difícil entender cómo gente logra conseguir sumas respetables de dinero para  destinarlas a saldar una especie de sentencia de muerte disfrazada de viaje a la esperanza. Falta de oportunidades unas veces y ambición excesiva en otras están entre las causas de estos viajes. Hay quienes viven de este negocio que deja tantas lecciones terribles.

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