Es un hecho, covid-19 noquea la economía global con peores consecuencias desde la Gran Depresión. Se desconoce la factura de lo que se pierde, solo se sabe que el mundo retrocede y que el hundimiento del empleo dejará más pobreza, desigualdad y menos protección social, en los Estados Unidos puede ser extremo, se estima que en abril-junio el desempleo llegará a 12% desde 3.5% en febrero.
Para la OMC se desploma el volumen de comercio global, entre 13% y 32%., según el FMI más de 170 países experimentan crecimiento negativo y de repente el PIB global negativo. Pero más feos son los números del BID para América Latina y el Caribe, para este año proyecta caída del crecimiento entre 1,8% y 5,5%, y que el choque será de proporciones históricas en los próximos dos años.
¿Qué recomiendan los organismos internacionales? a) Preservar el corazón productivo; b) Beneficiar a los pobres, trabajadores formales e informales y sectores vulnerables que pierden sus fuentes de ingresos; y c) Dar incentivos y liquidez a las empresas para que se recuperen lo antes posible.
En nuestro país estos deben ser los objetivos consensuados de un programa de gobierno, calculando el costo del paquete, fuentes de financiamientos y los instrumentos de endeudamientos.
¿Qué estamos haciendo? En modo preventivo, el Banco Central aumentó la liquidez bancaria para préstamos súper blandos al consumo e inversión de las empresas. Lo que debe aumentar por insuficiente, lo recomendé en mi artículo anterior, es el aporte fiscal anti-cíclico de RD$34,000 millones, un 0.75% del PIB, a RD$140,000 millones, 3% del PIB. Debe financiarse con préstamos del FMI y el Banco Mundial.
Aunque comparto el criterio del gobernador del Banco Central en el sentido de que, por desconocerse la profundidad y duración del choque simultáneo de oferta y demanda que impacta todos los países, es difícil hacer predicciones con cierto nivel de certidumbre, en lo que sigue mis números «académicos».
Basado en que nuestro PIB creció alrededor de 5% en los primeros dos meses del año, que como piensa el FMI el costo de la crisis se concentrará en abril-junio y julio-septiembre, y que en el último trimestre podría iniciarse la recuperación, estimo la factura de la pérdida en RD$100 mil millones, y tres puntos básicos menos de crecimiento, para cerrar el año alrededor de 2.5% por la mitad de lo que se proyecto inicialmente, lejos de la recesión mundial y Regional.
El supuesto básico es que en promedio y en el año se apagan dos de los cuatro motores que impulsan los sectores que aportan valor agregado, me refiero a la agropecuaria, explotación de minas y canteras, manufactura local, zonas francas, construcción y servicios.
La economía entraría en recesión solo si se apagan tres de los cuatro motores sectoriales, lo que veo muy alejado de la realidad. Nos libramos del extremo, además, porque la política fiscal anti-clica evita caída estrepitosa del consumo, representa 80% del PIB, y porque el sector exterior neto, si resta al PIB, no será de consideración, no obstante el menor volumen exportado, pero mayor será la caída del volumen total importado, de hecho, compramos menos petróleo y derivados, y el Ministerio de Agricultura debe concentrarse en garantizar la sustitución de alimentos importados por locales.