Retroceso en aviación civil

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El lunes 23 del pasado mes, mientras que  la delegación dominicana que asistiría a la Segunda Mesa Redonda sobre Sostenibilidad del Cacao que se iniciaba en   Puerto España, Trinidad y Tobago al día siguiente, esperaba en el aeropuerto Las Américas para partir a las 3:00 p.m., con destino a San Juan, a un jetstream-31 de la compañía Servicios Aéreos Profesionales (SAP) se le reventaron los neumáticos al aterrizar y se salió de la pista.  Inmediatamente se dictó la orden de cerrar el aeropuerto hasta que se terminara la emergencia.  Pensamos, que por ser una aeronave pequeña la misma sería removida y el tráfico aéreo se reanudaría en pocos momentos. ¡Oh sorpresa!  Inexplicablemente la aeronave permaneció en el mismo lugar por espacio de tres horas y pico, creando un caos que –no sólo nos hizo perder nuestra conexión en San Juan- sino que obligó al desvío de doce vuelos comerciales que se aprestaban a tocar tierra, alguno de los cuales fueron obligados a volar en círculos hasta que la remoción de la aeronave fue realizada.   Nos pusimos a indagar el porqué el pequeño jet permanecía en la pista y se nos informó que el mismo no podía ser removido sino hasta que llegara el personal técnico de la empresa para colocar la pieza que se había roto.

Lo que nos sorprendió, ya que por los altavoces nunca explicaron el accidente, fue la incapacidad del Instituto Dominicano de Aviación Civil (IDAC) para remover este pequeño jet, para lo cual bastaba una pequeña grúa que lo sacase de la pista  y lo depositase en el área verde, tal y como ocurrió en el Reino Unido con un aerobús de British Airways en el aeropuerto de Heahtrow, en el cual hubo varios muertos y heridos; sin embargo, una grúa gigantesca lo sacó de la pista y en menos de media hora  los vuelos comerciales siguieron aterrizando sin problemas.

Nosotros no creíamos lo que veíamos.  Con una lentitud pasmosa vehículos de emergencia se estacionaron en la pista principal y se dedicaron a reparar el tren delantero en lugar de sacarlo con una grúa, operación que nosotros estoicamente y armados de la paciencia de Job observamos por más de tres horas, hasta que finalmente un vehículo lo remolcó hacia  el área de estacionamiento.

El IDAC tiene un anuncio en los medios televisivos que orondamente expresa que tienen la mejor edificación y equipos del área del Caribe. Después de esta pobre demostración de ineficiencia, cada vez que vea dicho anuncio me echaré a reír. ¡Qué incautos somos!  A decir verdad, qué fácil fue para nosotros comprobar que todo lo que se dice es falso y pura fantasía.

Ahora bien, nosotros -cinco en total- perdimos por supuesto la conexión y tuvimos que regresar a Santo Domingo después de haber pasado migración y aduana.  Pero ¿Quién resarce los gastos incurridos en el desvío de siete vuelos y los cuatro aviones que se mantuvieron dando vueltas por más de una hora?  ¿No tiene el IDAC una grúa no obstante tener un edificio con 8,000 metros de construcción?  Esas son las incongruencias y las situaciones que no mantuvieron en categoría 3. Si cuantificamos las pérdidas incurridas por este pequeño incidente nos acercamos a los doscientos mil dólares, sin contar con pasajeros como nosotros, que nos vimos obligados a volar por Miami y New York para llegar a un destino que estaba al doblar de la esquina.  Pero el eslogan que dice “en aviación civil e’palante que vamos” debería ser cambiado por un símbolo del cangrejo: “e’patrás que vamos”.     

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