Retroceso o decadencia

Retroceso o decadencia

PEDRO BLANDINO
Toda modernización no es validera. Lo decimos a propósitos de las nuevas modalidades de campaña electoral que en los últimos años se han venido utilizando, tanto en los comicios generales como en los denominados de medio término.

Entremos en materia. Ahora los candidatos son “vendidos” como un producto y desembozadamente se realizan frenéticos despliegues de mercadeo con vistas a manipular la mentalidad popular, a fin de convencerla de que éste o aquel candidato es el mejor.

Esto significa que la publicidad electoral que tuvimos aquí tradicionalmente, a partir de la muerte de Trujillo, con sus inolvidables destellos de creatividad política, se ha visto desplazada por una frívola actividad de propaganda comercial de vuelo bajo.

Y con un desparpajo espectacular se promocionan las excelencias de éste o aquel candidato, cual si se tratara de refrescos, cervezas o de cualquier otra mercancía.

Esto significa que las argumentaciones de que se valen los vendedores de casas y de cosas, son idénticas a las que se utiliza para administrarle la mente al electorado, a fin de convencerlos de que determinado candidato o partido es el que le conviene.

Pero que nadie crea que estas maniobras de mercadeo seducen a las mayorías populares. El pueblo dominicano es dueño de una intuición relampagueante, y no es verdad que se deja arrastrar por el brillo de monedas de mala ley.

La gente no se sorprende de ver vallas gigantescas con fotografías de candidatos entremezclados con anuncios de cigarrillos, de cervezas y de todas las mercancías imaginables. La gente se ríe y comenta, entre otras cosas, que lo gastado en esas vallas y en otros anuncios de radio y televisión (Spots) bien pudo haberse invertido en atenciones para mitigar algunas de nuestras dolorosas urgencias sociales.

Pero en medio de todo esto, que bien pudiéramos llamar la basta día de los superficiales métodos de promoción electoral, hay algo que mueve a serias preocupaciones.

¿No estaremos asistiendo a un retroceso en el orden de la cultura política dominicana a todos los niveles?.

Es bueno recordar que Juan Bosch, Joaquín Balaguer, José Francisco Peña Gómez y otros auténticos líderes políticos, de recia fibra intelectual, comparecían día a día a sus programas de comunicación y nunca se les vió colocarse distantes del tempestuoso río de la política.

Para esos maestros inolvidables de la política dominicana e incluso de América, la comparecencia diaria a los programas de sus partidos era a manera de un rito obligatorio. Eran verdaderos maestros de la política que preconizaban la urgencia de construirle al pueblo dominicano una sólida conciencia democrática.

Es importante recordar el inolvidable programa “Ante La Prensa” que se transmitía por la televisora del Estado. Rafael Herrera Cabral, Julio César Martínez, Héctor Incháustegui Cabral, Rafael Molina Morillo y Germán Ornes.

Otros de tremendo rango intelectual, sometían a entrevistas sustantivas a nuestros líderes que se habían templado en las exigentes fraguas del exilio. Aturde, por no decir otra cosa, contemplar el contraste entre aquella publicidad política de nuestro ayer nacional, y la que nos están dando a beber hoy en biberón.

Tengamos presente que así, con jugueticos parecidos, comenzó el agrietamiento de la partidocracia en algunos países hermanos de nuestra América.

Tenemos que cuidarnos. La política no puede apoyarse en el bastón del mercadeo. No es cuestión de vendedores. La política, las elecciones, la proyección intelectual y programática de los partidos y candidatos, es lo que imponen los usos de la historia. Y bueno es recordado: con la historia no se juega.

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