El Presidente Leonel Fernández tendrá hoy un significativo encuentro de trabajo en Washington con el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, con una agenda de temas generales pero con espacio para lo bilateral, siendo Norteamérica el principal destino de las exportaciones nacionales. Sea esta una excelente oportunidad para pasar balance sobre la crisis de Haití y reiterarle con énfasis y detalles al poder de Washington que este país se mantiene firme en su demanda de que la Comunidad Internacional y las naciones poderosas deben recibir la mayor carga y responsabilidad para reconstruir a esa destrozada república. Para expresarle honda preocupación por el retraso en reconstruir a Puerto Príncipe y en hacer eficaz y justa la distribución de la ayuda humanitaria.
En las prioridades nacionales (difíciles de abarcar en un texto) ha de figurar seguramente el reclamo de que Estados Unidos acreciente la ayuda a los dominicanos para el objetivo común de combatir el narcotráfico. Además de que nos corresponde recibir una mayor asistencia para lograr la adecuación de la economía local a los esquemas del pacto DR-CAFTA cuya aplicación no nos ha sido favorable todavía. Reitérense además al Presidente Obama las esperanzas que este país cifra en la reforma migratoria que EUA debe llevar a cabo y que salvaría de la exclusión a cientos de miles de dominicanos asentados en el Norte.
Un símbolo de la impunidad
El azote (o desborde delictivo) que persiste sobre la importante comunidad agropecuaria de la zona de Monte Plata tiene un alarmante significado. Ha evidenciado por meses, y quizás por años, que las autoridades de la otrora productiva región, tan cercana a los centros del poder capitalino, se han dejado arrebatar el control del orden y la aplicación de castigo a los ladrones de reses que campean por sus fueros como si una influencia protectora superior (¿Invisible además?) esté disponiendo que la cuatrería permanezca intocable.
Desesperados ganaderos de Monte Plata, sometidos a la sustracción permanente de sus animales, están optando por poner en venta sus tierras; abandonar la actividad; pero es difícil que aparezcan compradores. Ha corrido mucho la versión de que aquella extensa zona está dejada a la buena de Dios en materia de persecución a los criminales que disponen impunemente de los hatos.