Sin apelación, y confirmando los pronósticos de las encuestas de mayor credibilidad, una aplastante mayoría de electores ha revalidado el mandato del presidente Abinader, abriendo así una nueva página del proceso político dominicano en la que habría que escribir un nuevo relato cuyo contenido será el legado que este mandatario dejará en su hoja de vida luego de dos períodos al frente del Ejecutivo del país. Este nuevo mandato discurrirá bajo el signo del nuevo tiempo que vive el mundo, que de alguna manera se refleja en el país tanto en resultados electorales como en el contenido de las ideas con que la generalidad de los candidatos justificaba sus propuestas, además en el color del nuevo mapa político surgido de los comicios.
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Mientras aquí se votaba, en Madrid se desarrollaba una cumbre de la internacional ultraderechista convocada por la caverna política española. Acorde con este tiempo, allí el presidente Miley, entre otras injurias, dice que “la justicia social es una aberración”, ultrajó al jefe del Gobierno español y esposa. José Kast, excandidato presidencial chileno, vilipendió al presidente Gabriel Boric, con un lenguaje soez parecido al utilizado aquí por algunos candidatos ultraderechistas contra el presidente/candidato. Allí reiteraron sus agravios, odio e infamias como armas en lo que llaman “batalla de las ideas”.
Al pasar balance del proceso electoral, el PRM y sus candidatos elegidos tienen justificadas razones para celebrar la revalidación del mandato de Abinader, pero deben reflexionar sobre la configuración del presente mapa electoral y la votación obtenida de todas las colectividades participantes. Tampoco menospreciar la incidencia que ese mapa pudo haber tenido la campaña de cruzada del fundamentalismo religioso de algunos sectores y la innecesaria profusión de propaganda chovinista de corte oficial que de mantener la intensidad que tuvo en el proceso podría lastrar el próximo cuatrienio. Debe tomar nota de la debacle del PLD, pero también del casi 29% de votos del candidato presidencial de FP y su conquista de la senaduría del DN.
En ese contexto nacional, y con inevitable gravitación del tiempo político que vive el mundo discurrirá la revalidación del mandato de Luis Abinader, en el cual se ha propuesto dejar un legado trascendente que necesariamente deberá descansar en la profundización de la democracia, lo cual significa inclusión social, salvaguarda de los derechos fundamentales alevosamente amenazados por la intolerancia de los populismos de todo signo, por la voracidad de los grandes grupos económicos y por la ferocidad de los fundamentalismos de matriz religiosa.