POR LEONORA RAMÍREZ S.
Para los que creen que la primera dama de la República se gasta una fortuna en ropas caras, o en salarios para maquillistas y estilistas, se les peló el billete porque aunque utilice algunos diseños chic, su clave es reciclar.
Es decir, que puede usar una falda, una de las piezas de su predilección, de más de cinco años pero combinada con una chaquete de reciente adquisición.
Margarita Cedeño de Fernández ofreció esos detalles en el almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio, donde explicó que su estilo de vestir, y su propia manera de ser, empezaron a definirse desde que era chiquita.
Ella es quien se maquilla, porque hace 12 años hizo un curso de maquillaje; y con el cabello no espera que otros reparen en su cuidado, ya que aprendió cómo tratarlo en un salón de belleza que había en su casa materna.
Yo me pongo cualquier marca porque lo primordial no es la ropa. Es más, yo guardo vestidos de cuando mi hijo nació hace 18 años, porque sólo tendría que soltarle unas pinzitas, refirió mientras reía por las explicaciones que tuvo que dar en el encuentro, ante las inquietudes del periodista Víctor Martínez, de El Nacional.
EL SOMBRERITO ME QUEDA BIEN
Pero hay más. A insistencia de los chicos ácidos explicó que le gustan los sombreros, y no le da importancia a que en este país de candente sol no se utilicen.
A mí me encantan mis sombreros y me quedan bien, somos un país tropical y aquí es que deberíamos usarlos, porque resuelven muchísimo y a mí me sacan de apuros.
Es igual que los mariscos, yo no entiendo por qué comemos tantos pollos, dijo doña Margarita mientras un chico ácido comentaba porque son muy caros mi señora, muy caros.
El REY JUAN CARLOS EN LA SOPA
A un chico ácido que le encantó el por qué no te callas que le dijo el rey de España, Juan Carlos de Borbón, al presidente venezolano, Hugo Chávez en la Cumbre de Presidentes Iberoamericanos, le preguntó a Cedeño si en eventos similares de primeras damas se podría replicar una situación similar.
Con todo el arte del culebreo que tiene en sus manos, respondió que en esas actividades se crean iniciativas que contribuyen con el desarrollo de los más pobres.
Otra estocada para los que consideran que esas reuniones son un culto a la vanidad, o un ejercicio de perder el tiempo en frivolidades y otras hierbas.
a lo corín tellado
Parece que estaba predestinada la unión de Cedeño con el Presidente Fernández.
Ella contó, para atender los reclamos de chicos ácidos que parecían aficionados a las historias de amor, cómo surgió su relación con el primer mandatario.
Todo comenzó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), donde le dio clases de sociología en el Colegio Universitario.
Pasaron los años y lo encontró en una clase de Derecho, y la primera impresión que tuvo fue bueno, y este hombre tan joven.
Parece que ella no le fue indiferente, explicó ante las miradas entusiastas de los contertulios que sonrieron a carcajadas cuando ésta dijo bueno, lo que pasa es que yo no estaba tan mal.
Entablaron una amistad, pero nunca percibió obviamente que hasta un día- interés alguno en ella porque él es un hombre tímido, aunque se sabe comunicar muy bien.
Nos acercaron mucho los libros; él siempre me decía que era inteligente, y al cabo de los años le tomé la palabra.
Hasta ahí llega el relato, porque doña Margarita no iba a convertir este encuentro en una novela rosa. Su finalidad era dar a conocer los proyectos y objetivos del Despacho de la Primera Dama.