Hoy 
POR ANSELMO SILVERIO
SANTIAGO.- El presidente Hipólito Mejía reveló ayer en esta ciudad que un sacerdote que no identificó y «un tipo, empresario, que se llama Luis Alvarez Renta» le visitaron en una ocasión para comunicarle su deseo de que la vicepresidenta Milagros Ortiz Bosch se encargara de la transición del gobierno.
Negó que la Iglesia Católica le haya pedido a él y a la vicepresidenta su renuncia del poder y afirmó que en ese sentido hubo una mala interpretación, pero no ofreció mayores detalles.
«Esa fue una información no correcta. Esa no es una información correcta, y además quiénes son ellos para pedir la renuncia mía», dijo Mejía al responder una pregunta de este reportero sobre si tenía conocimiento de que la iglesia había pedido su renuncia.
La vicepresidenta Ortiz Bosch, en una comparecencia televisiva en Hoy Mismo, de Color Visión, denunció el jueves que la iglesia le había pedido al presidente y a ella que renunciaran del poder.
El presidente de la República recordó que fue elegido constitucionalmente, y reafirmó que hay una mala interpretación en esto.
«A mí me visitaron un sacerdote y un tipo empresario que se llama Luis Alvarez Renta, para decirme que él quería que Milagros se encargara de la transición del gobierno; eso fue lo que me pidieron a mí, no fue otra cosa», precisó Mejía.
CASO ELECTRICO
El presidente Mejía dijo que la privatización de las distribuidoras de electricidad, que según dijo todo el mundo sabe quién lo hizo, es un muerto que aunque no quieran dos o tres gentes, deben «tirárselos» los que fueron responsables de esa crisis, los que fueron responsables de esos contratos dolosos para el país.
«¿Qué ustedes quieren, que yo me eche el muerto ese después de pagar siete mil millones y el problema todavía irresoluto? Que paguen y lo resuelvan los que lo crearon, que no fui yo que lo creé», reaccionó.
Expuso que no firmó un contrato durante su gobierno y que no lo firmará, señalando que el acuerdo con la Cogentrix fue firmado por el gobierno pasado. También ciró el contrato con la Smith Enron, que se contrató y se pagó l86 mevagatios y solo generaba l50 y «yo pague y durante muchos años la negociamos».
