Revelación y misterio

Revelación y misterio

Según parece, Albert Einstein leyó a Kant siendo muy joven. Dice Michio Kaku: “se volvió desconfiado hacia la filosofía tradicional, considerando que a menudo degeneraba en una mistificación pomposa pero en el fondo simplista”. Cita unas palabras del propio Einstein: “¿No está toda la filosofía escrita con miel? Parece fantástica cuando uno la mira, pero cuando la mira de nuevo se ha esfumado por completo. Tan solo quedan sensiblerías”. Einstein, realista a la manera antigua, creía que “el mundo, desde el punto de vista físico, existe independientemente de la conciencia humana”. Además, Einstein escribió: “la experiencia más bella y profunda que el hombre puede experimentar es el sentimiento de lo misterioso. Es el principio, subyacente de la religión, así como de cualquier proyecto serio en las artes o la ciencia”.

Así como ahora los periodistas preguntan al cosmólogo Stephen Hawking si el mundo “se hizo solo” o si Dios “metió su mano”, a Einstein le preguntaban: ¿usted es ateo o panteísta? Michio Kaku reproduce un texto de Einstein redactado en 1929: “ni soy ateo ni creo que me pueda considerar panteísta. Somos como un niño pequeño entrando en una enorme biblioteca llena de libros en idiomas diferentes. El niño sabe que alguien ha escrito esos libros. No sabe cómo. No entiende los idiomas en los que están escritos. El niño sospecha vagamente la existencia de una ordenación de los libros pero no sabe cuál”.

“Esa, me parece, es la actitud del ser humano más inteligente ante Dios. Vemos un universo maravillosamente ordenado que obedece a ciertas leyes, pero tan solo las conocemos vagamente. Nuestras mentes limitadas no pueden entender la misteriosa fuerza que mueve las constelaciones”.

“ Me fascina el panteísmo de Spinoza, pero admiro más sus contribuciones al pensamiento moderno por haber sido el primero en tratar el alma y el cuerpo como uno solo, no como dos cosas separadas”.

En la escuela primaria tuve un compañero muy dado a las preguntas “circulares-ambidextras”. Decía: ¿por qué llueve y escampa? ¿Por qué anochece y amanece? ¿Por qué las matas de uvas de playa solamente dan uvas de playa y no mangos ni limoncillos? ¡Al sembrar cualquier clase de semilla, la tierra jamás se equivoca de fruta! Le llamaban “el teólogo”.

 

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