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POR CARMEN MATOS
Las autoridades de la Secretaría de Cultura y Museo del Hombre Dominicano revelaron ayer que las investigaciones arqueológicas a que fueron sometidas las osamentas encontradas en la ciudad de Moca arrojan datos que pudieran alterar el origen histórico de esa ciudad hacia el año 1722.
En rueda de prensa conjunta, el titular de Cultura, José Rafael Lantigua y el director del Museo del Hombre Dominicano, Marcio Veloz Maggiolo, aseguraron que por la forma de sepultura pudieron determinar que esa comunidad era un centro de producción agrícola y no hatera, como se pensaba.
De igual forma, revelaron que los restos conservan evidencia de infecciones y de la presencia de extranjeros en esa parte del país.
Veloz Maggiolo dijo que fruto de las indagatorias al libro de defunciones de la Iglesia Nuestra Señora del Rosario, se descubrió que el nombre real de esa cuidad es Nuestra Señora del Rosario de Moca, el cual fue abreviado a través de los años.
Se trataba de cristianos, afirmó, en base a la forma en que fueron enterrados por los brazos cruzados sobre su pecho.
De su lado, el titular de Cultura aseguró que los fondos no faltarán, para la continuación de las investigaciones, que consideró cambiará la historia de los orígenes de Moca.
Además de expertos de la Universidad de Roma y Holanda, dijo que miembros de la Academia de Historia también integrarán una comisión especial para esas investigaciones.
El hallazgo accidental de los restos de 38 personas, se produjo hace dos semanas cuando obreros trabajaban en la construcción del Parque Duarte, ubicado al lado de la referida iglesia.
Se informó que las osamentas serán sometidas a pruebas de ADN para establecer si existe algún parentesco con habitantes de esa ciudad. Los exámenes estarán a cargo del patólogo forense de la Universidad de Leiden en Holanda, Raphael Panhaysen.
El gerente de colecciones de la Secretaría de Cultura, Juan Rodríguez, valoró que por tratarse del primer cementerio estudiado del siglo XVII en el país, con el cual cambia la historia de Moca, cuyas documentaciones más tempranas eran de 1773, ahora con las investigaciones se avanza hasta el 1722.
El cementerio había desaparecido de la memoria colectiva, dijo, pero permanecía a modo de leyenda en la comunidad donde se recordaban anécdotas de apariciones.
