WASHINGTON (AFP).- Una bomba nuclear, ántrax, infección pulmonar masiva, gas sarin, fiebre aftosa, el gobierno estadounidense estudió quince posibles tipos de ataques terroristas que provocarían, según el caso, entre cientos y miles de millones de muertos.

Esta investigación realizada por expertos del Departamento de Seguridad Interior fue divulgada por error en el sitio de internet oficial del Estado de Hawai y luego retirada, pero esta semana fue publicada por el periódico the New York Times.

Titulado «Previsión de catástrofes», el documento estudia en cada caso el número probable de muertos, heridos, las consecuencias económicas para Estados Unidos y el tiempo necesario para superar los hipotéticos ataques.

Situación 1: ataque a una reserva de cloro en un depósito de productos químicos. La explosión provocaría 17.500 muertos, 10.000 heridos de gravedad y 100.000 personas hospitalizadas. El impacto en la economía alcanzaría millones de dólares.

Situación 2: terroristas esparcen el virus del ántrax a través de camiones en cinco ciudades. El ataque biológico generaría 13.000 muertos y provocaría miles de millones de dólares en pérdidas.

Situación 3: terroristas hacen explotar bombas «sucias» conteniendo cesio-137 radioactivo en tres ciudades. El ataque mataría a 540 personas, heriría a 810 y contaminaría a 20.000. El impacto en la economía alcanzaría miles de millones de dólares.

Otros doce escenarios son detallados en el documento: la difusión de una peste pulmonar en baños de aeropuertos, en un complejo deportivo y en una estación de tren (2.500 muertos), la dispersión de un agente químico provocando ampollas gracias a un pequeño avión sobre un estadio de fútbol lleno (150 muertos), la liberación del gas sarin en los sistemas de ventilación de tres grandes edificios de oficinas en una gran ciudad (6.000 muertos), etc.

En caso de la explosión de un camión con una bomba nuclear de 10 megatones en un barrio de negocios de una gran ciudad los autores de la investigación no estimaron la cantidad de muertos y heridos, ya que «podría variar ampliamente». Sin embargo, el costo económico se estima en «cientos de miles de millones de dólares».

Algunos ataques no serían tan devastadores en términos de vidas humanas pero sí en el ámbito económico: infección de animales con el virus de la fiebre aftosa o ataques informáticos contra la infraestructura financiera del país.

La investigación no nombra a los grupos terroristas que podrían cometer estos atentados y los llama simplemente «adversario universal». Tampoco específica los lugares, ya que considera que «cada parte del país es vulnerable a uno o varios de estos riesgos».

El informe no es muy exhaustivo y no refiere a ataques aéreos o de otros tipos que ya se realizaron y para los que ya se han tomado medidas.

Por precaución, los autores de las quince simulaciones de ataque aseguran que las autoridades estadounidenses no disponen de «informaciones confiables» en lo que concierne a la eventual preparación de estos atentados.

Según ellos, el objetivo de este informe no es asustar al público sino determinar lo que el gobierno debe hacer para responder, llegado el caso, a estos ataques y como distribuir los miles de millones de dólares necesarios para la lucha contra el terrorismo.

La divulgación de este documento se produce luego de que el nuevo secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff, afirmara esta semana que el gobierno no podía «proteger a cada persona, en cada lugar, en todo momento» y que habría que priorizar dónde hacer las inversiones.