Reveses para Correa

Reveses para Correa

Ricardo Patiño, ministro de Finanzas de Ecuador ha estado ha sido un punto incómodo las últimas semanas. En mayo, surgió un vídeo que lo mostraba discutiendo cómo los mercados internacionales de bonos podrían verse “sacudidos” al destacar la posibilidad de un “default” con la deuda -algo que Quito hizo reiTeradamente antes de pagar en su totalidad el cupón de pagos de US$135 millones a tiempo en febrero (Algo que el presidente Correa sigue haciendo).

Las acusaciones por manipulación del mercado han provocado dos investigaciones en Ecuador: una por parte del fiscal general, y la otra por el Congreso. Mientras que a la primera probablemente le tome meses conseguir la información de Wall Street, Venezuela y Ecuador, la legislatura debe empezar a escuchar las pruebas el viernes en las audiencias que pudieran conducir a una censura de Patiño.

Con toda probabilidad, la moción de censura será aprobada, pero no es obligatoria -y dado el respaldo del presidente a su ministro de Finanzas- no terminará en su salida inmediata del gobierno. Pero mientras aumentan las sospechas sobre Patiño (quien a la larga tendrá que desempeñar el papel del “malo” en la estrategia de la administración con la deuda), la censura hace mayor énfasis en el desastroso intento de Correa por controlar el Congreso.

En marzo, los partidarios del presidente en la judicatura expulsaron y reemplazaron a 57 legisladores de la oposición, permitiendo que el presidente consiguiera una frágil mayoría en el Congreso. Pero nuevamente esa coalición se ha venido abajo, y la semana pasada, la legislatura le devolvió el golpe a Correa al rechazar la mayor parte de sus propuestas de reforma bancaria.

Ahora, el presidente está de nuevo apostando todo en la próxima asamblea constituyente, que según él dice, podría disolver el Congreso completo. Para eso, necesitaría ganar una gran  mayoría en las elecciones para la asamblea de 130 miembros en septiembre. Actualmente se espera que solo logre asegurar cerca de 45 sillas, lo que significa que probablemente tendrá que trabajar con otros partidos. Su historia con el Congreso sugiere que eso podría no resultarle un ejercicio fructífero.   -Hal Weitzman.

UN AMLO AISLADO
En México, rara vez es difícil definir el momento en  que  un partido político abandona a su líder. Pero si usted tuviera que elegir ese momento para Andrés Manuel López obrador, el candidato de izquierda que estuvo a punto de ganar las elecciones presidenciales el año pasado, seguramente diría que fue la semana pasada.

Fue entonces que varios legisladores influyentes de su Partido de la Revolución Democrática (PRD) desobedecieran abiertamente su orden de negarse a toda negociación de la propuesta de reforma fiscal del gobierno, que el presidente Felipe Calderón envió recientemente al Congreso.

La decisión, por supuesto, es desastrosa para López Obrador, quien rápidamente trató de dar marcha atrás a sus órdenes aunque ya el mal estuviera hecho. La credibilidad del líder izquierdista dentro de su propio partido ahora se ve seriamente debilitada, y parecería que solo un milagro lo pueda sacar del cementerio político de México.

En contraste, para el centro-derechista Calderón, estas no son más que buenas noticias. No solo debilita al hombre que no hace tanto tiempo representaba la mayor amenaza para la estabilidad política, específicamente, al suave funcionamiento de su gobierno. También augura bien para la aprobación de la propia reforma fiscal, aunque los congresistas del PRD hayan prometido presentar una propuesta alternativa.

En realidad, Calderón no necesita la ayuda del bloque del PRD para conseguir que se apruebe su reforma, y es poco probable que estuviera esperando alguna. Pero al escuchar su reacción la semana pasada, ahora puede confiar en que los legisladores del PRD estarán más dispuestos a cerrar tratos de lo que él esperaba.

Nada de lo anterior significa que la agenda de reforma de Calderón, que tendrá que incluir la reforma de la energía y posiblemente algunos pellizcos al régimen fiscal, pasará fácilmente, o respaldada con una enorme mayoría del PRD. Sin embargo, la decisión de los legisladores a debatir y negociar la reforma es una excelente noticia para él, para su Partido de Acción Nacional y para la propia democracia. -Adam Thomson.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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