Revisión estrategia contra covid

Revisión estrategia contra covid

En medio del campo de batalla los generales que dirigen las acciones en no pocas ocasiones tienen que hacer un aparte, un alto. Con ello evalúan los avances o retrocesos, analizan qué está dando resultado en relación a los objetivos fijados, cuáles han sido las debilidades, entre otros aspectos, todo con el propósito de reorientar los pasos tácticos dados y por venir.
Actualmente estamos peleando con el enemigo dentro de nuestras trincheras. El SarsCoV 2 no cede. Al pasar revista a diario no podemos decir OK (O killed). Por el contrario, se suman nuevas muertes, nuevos infectados, más aislados, más en cuarentena. Entonces, es tiempo de reflexionar sobre las medidas y su efectividad.
Hoy contamos con más informaciones, más y mejores evidencias, experiencias foráneas exitosas, otras no tanto.
Pienso que se necesita un equipo estratégico más amplio e inclusivo, coordinado por el Ministerio de Salud (MSP) y que incluya al Servicio Nacional de Salud (SNS), el Colegio Médico Dominicano representado por la Sociedad de Médicos Salubristas y Médicos Epidemiólogos, la Organización Panamericana de la Salud (OPS), representantes de las universidades (pública y privadas) con escuelas de Salud Pública, los asesores que el Gobierno considere, entre otros. El objetivo debe ser revisar todo lo que se ha hecho hasta este momento desde el punto de vista colectivo, de la salud pública: educación y formación de la ciudadanía, su nivel de comprensión y cooperación, medidas de contención, vigilancia epidemiológica, el confinamiento social, búsqueda activa de sintomáticos respiratorios, masificación del test diagnóstico, aislamiento de los pacientes positivos sin síntomas o con síntomas leves, cuarentena de contactos de estos, el seguimiento de los mismos en su evolución, etc. Todo debe ser evaluado y en consecuencia redireccionar las acciones en caso de ser necesario.
Para fines de garantizar la ejecución efectiva de las acciones estratégicas, una vez hayan sido reformuladas, de ser necesario y partir de los pasos que ya se han dado, será imprescindible acudir a los mandos medios. Nos referimos aquí a las direcciones provinciales de salud, reforzadas por médicos salubristas y epidemiólogos del nivel local, para supervisar, monitorizar y evaluar el cumplimento y avance en la parte operativa de lo acordado.
Por otro lado, en el aspecto asistencial se hace necesario crear convenios de gestión público-privado, debidamente coordinado por el MSP-SNS-Andeclip-CMD-Colegio de Enfermería-OPS. Igualmente, la creación de un cuadro de mando, que permita manejar informaciones precisas en el día a día sobre la situación en lo asistencial: disponibilidad de camas públicas y privadas, igual para las camas de unidades de cuidados intensivos, ventiladores, suministros y disponibilidad de insumos y medicamentos. Número de pacientes ingresados en aislamiento y en cuidado intensivo a nivel nacional y su evolución.
Sé que estas cosas son harto conocidas, pero muchas veces se planifican y se quedan a ese nivel, mientras que en lo operativo fallamos.
La clasificación de los centros según capacidad resolutiva, sobre todo tener identificados los que pueden dar soporte ventilatorios, definir cuándo referir un paciente que se agrave, hacia donde llevarlo, mecanismo y bioseguridad de transporte, poder avisar al centro receptor para que esperen el paciente, etc., son otras medidas necesarias. Formar “team” de guardia por establecimiento y para hacer distribución equitativa y racional de este recurso, con descanso oportuno. Desde luego suministro de EEP suficiente. Aquí deben estar contemplados todos los médicos sin importar su nivel de formación. Con excepción de aquellos sobre los 60 años y con comorbilidad.
Además, tener el conocimiento de cuáles son y dónde están los centros para tratar los menos graves, y su disponibilidad por provincia y municipio. Para esto usar los directores regionales, gerentes de áreas, acompañados de representantes del CMD y Andeclip del nivel local.
Hay que tener presente que los protocolos y guías de actuación no solo se formulan, sino que hay que socializarlos, y ponerlos en práctica con ejercicios de aplicación. Ello implica hacer supervisiones formativas para su cabal aplicación. En esto fallamos muchas veces, porque se necesita un equipo de personas para esta función, pero nunca aparecen los recursos, terminando los protocolos y guías engavetados.
Esta amplia participación le daría mayor transparencia y credibilidad a las autoridades, además que reparte responsabilidades.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas