Revolución cognitiva
y cerebro digital

Revolución cognitiva<BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2010/03/66AD4329-09E5-4418-9DBB-BDD04291A7D7.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=430 data-eio-rheight=390><noscript><img
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Algo que va apareado al desarrollo del “cerebro digital”, es el hecho de que  muchos  hombres de ciencia han tratado de explicar su funcionamiento como si el complejo cerebro fuera un simple ordenador, lo que dista mucho de la realidad.

Gran desarrollo ha experimentado la “inteligencia artificial”, es la rama  de la computación que trata de hacer “inteligentes” a las computadoras.

El tema es complejo, pero debemos aceptar que en los últimos años ha tenido un desarrollo acelerado, lo que lo hace argumento obligado en el mundo de los neurocientistas.

El Dr. Howard Gardner,  profesor de Neurología de la Facultad de Medicina de la Escuela de Boston y co-director del Proyecto Zero en la Escuela Superior de Educación de Harvard,  que en verdad, con eso basta para reconocerlo como un erudito y autoridad mundial  en el campo de la cognición, en su última obra, “La nueva ciencia de la mente”, hace un revisión sucinta de la llamada inteligencia artificial y cómo han incidido en nuestros cerebros pensantes esos aportes tecnológicos.

Menciona en su libro el hecho de que hasta septiembre del 1949, el peso del enfoque del proceder humano estaba basado principalmente en el conductismo, que se apoyaba especialmente en la valoración de la conducta, considerando que la ciencia del comportamiento debía limitarse estrictamente a los métodos públicos de observación, que cualquier hombre de ciencia fuera capaz de aplicar y de cuantificar.

El gran cambio se inicia a partir del simposio “Los Mecanismos Cerebrales de la Conducta”, celebrado en California con el auspicio de la Fundación Hixson.

En esa oportunidad el psicólogo Karl Lahley planteó que el sistema nervioso consiste en unidades organizadas en forma “jerárquicas” y permanentemente activas, cuya orientación proviene del centro del cerebro mismo, más que de la estimulación periférica, dando inicio a una verdadera revolución cognitiva.

Desde entonces se le da al funcionamiento cerebral una connotación global en su perspectiva, más que el simple enfoque solo centrado en la conducta.

Se considera que fue el matemático John McCarthy, del Instituto Tecnológico de Massachusetts, quien acunó en el 1963 el término “inteligencia artificial”, que reiteramos es la rama de la ciencia que procura darle a la computadora inteligencia y hacerlas cada vez más eficientes y más parecidas al cerebro humano.

El proceso es indetenible, en razón de que ya  se ha desarrollado un “neurochip” neurocircuito integrado, que conecta las células vivas del cerebro con circuitos de silicio.

Las corrientes electrónicas del material semiconductor del chip o circuito integrado registran las corrientes eléctricas de las neuronas, con lo que ya se hace posible la comunicación directa entre las células vivas y las máquinas.

Cito al filósofo Aaron Sloman: “Estoy dispuesto a ir más lejos aún  y a afirmar que dentro de pocos años, si queda todavía un filósofo no familiarizado con los principales avances de la inteligencia artificial, será justo acusarlo de incompetencia profesional; y que dictar cursos de filosofía de la mente, de epistemología, sin examinar los aspectos vinculados con la inteligencia artificial, será tan irresponsable como dictar cursos de física que no incluya la teoría cuántica.

“Debemos reconocer que la ciencia cognitiva, tiene una estrecha relación con la inteligencia artificial. El futuro es promisorio; mi escepticismo es que no sea caótico ni acrítico, pero sobran razones para el optimismo.

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