¿Revolución educativa?

¿Revolución educativa?

El mejor termómetro para medir el desarrollo de un país es, sin lugar a dudas, el nivel de educación que tiene su gente.Es sencillo: sin educación es imposible lograr un avance individual o colectivo en cualquier aspecto de la vida.

La República Dominicana viene arrastrando desde décadas una necesidad inmensa de educación que la mantiene postrada, no solo en los niveles más bajos de las evaluaciones internacionales, sino en los problemas más comunes de la vida diaria.

El transporte, la salud, los servicios públicos, en fin, nada escapa a la falta de una política educativa asumida de manera integral como un derecho humano, indispensable a lo largo de su vida. Pero lo peor es que no se visualiza salida a corto ni mediano plazo.

Avances en la materia existen en la actualidad,pero por supuesto, nunca se aproximarían a  una “revolución educativa”, entendida ésta como la transformación total de la estructura de poder e intereses que aun se mantienen gravitando y que no desaparecerán del sistema educativo.

Tampoco se visualiza un plan integral fuerte en el que el Ministerio dirija una mirada permanente y se involucre en la solución, junto a otros organismos, de las barreras que enfrentan los alumnos en la comunidad, muchas de las cuales son determinantes para su permanencia en las aulas.

En el marco de la importancia del medio social en el que los estudiantes se desenvuelven, ya países más avanzados están desarrollando  la puesta en marcha de la “comunidad educativa” o “comunidades de aprendizaje”.

Este sistema abierto y flexible, involucra a todos los sectores de influencia en la comunidad y su fin esuna educación para toda la vida, bajo el esquema de que el ser humano, en sus relaciones sociales, es un educador y un alumno al mismo tiempo, por lo que todos los factores que lo rodean deben servir para lograr su mejor formación.

El sistema educativo, con sus 12 años de educación formal obligatoria, no puede por sí solo cumplir las metas educacionales en la formación del individuo, si tiene como competencia un aprendizaje permanente, práctico, distorsionado y con mayor capacidad de penetración fuera de las escuelas.

Aunque las necesidades de educación continúan siendo inmensas en nuestro país, la buena noticia es que también son inmensos los recursos con los cuales contamos para superar la visiónde ‘aula’o escuela como único recurso de formación.

De no ser así, continuaremos enmarañados en resultados negativos incapaces de resolver los problemas básicos, y lo peor, imposibilitados de enfrentarnos como país a los nuevos retos que nos demandan los avances tecnológicos de la época.

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