Esta semana se anunció un proyecto que ha generado toda una revolución en el fútbol del viejo continente. Resulta que el magnate presidente del Real Madrid Florentino Pérez viene advirtiendo desde hace un tiempo que la FIFA y la UEFA no reparten las ganancias de manera justa.
En otras palabras, que no llega a los equipos el dinero que debería, alegando además falta de transparencia en ambas entidades.
Para salvar el fútbol, según Florentino, ha nacido la Superliga, que sería algo así como la Champions con otro formato, pero con la diferencia que los recursos sí van a llegar a los equipos de manera íntegra.
La tentadora idea de los creadores es tener sembrados 15 equipos fundadores y que otros 5 lleguen por sus méritos cada temporada, para reunir 20 y formar 2 grupos de 10.
Se podría entender el proyecto como beneficioso para una de las partes, pero afecta directamente la otra, generando una férrea oposición. La UEFA, que organiza la Champions, entre otros eventos, dice que quedarían excluidos de este sistema los clubes participen en el naciente proyecto y lo mismo ha expresado la FIFA.
Los jugadores que vean acción en la Superliga tampoco podrán representar a sus naciones en el Mundial de Fútbol, según Gianni Infantino, principal ejecutivo de la máxima autoridad del fútbol mundial.
Todas estas amenazas han hecho efecto en algunos equipos como el Manchester City y el Chelsea, que han echado para atrás su intención después de haberle dado el sí a Florentino Pérez, generando un panorama incierto para el futuro de la Superliga.
Además de la FIFA, la UEFA y líderes como Emmanuel Macron, de Francia y Boris Johnson, del Reino Unido, muchos fanáticos están en total desacuerdo con este ambicioso proyecto, porque entienden que atenta contra el buen funcionamiento del millonario deporte en Europa.
Los próximos días serán muy importantes para el futuro de la Superliga.