Revolucionarios en Egipto destruyen monumento en la plaza Tahrir

Revolucionarios en Egipto destruyen monumento en la plaza Tahrir

EL CAIRO, AP. Los activistas revolucionarios de Egipto, eclipsados desde que lideraron la sublevación de 2011 contra Hosni Mubarak, mostraron el martes un renovado vigor, cuando forcejearon con los partidarios del gobierno en la plaza Tahrir de El Cairo y dañaron un monumento estatal dedicado a los manifestantes muertos apenas horas después de que fuera inaugurado.

La destrucción del monumento refleja la ira de los jóvenes activistas contra lo que consideran un intento de tapizar el derramamiento de sangre del pasado y reescribir la historia por parte de los actuales gobernantes, que cuentan con el respaldo de los militares y con el apoyo popular desde el golpe de Estado contra el presidente islamista Mohamed Morsi en julio.

El primer ministro interino inauguró con bombo y platillo la base vacía del monumento —se planea instalar una estatua más adelante— el lunes por la tarde. El martes por la mañana, el pedestal estaba reducido a una masa de hormigón cubierta de grafitis revolucionarios después que los activistas arrancaron su revestimiento de piedra antes del amanecer y pintaron con aerosol consignas denunciando tanto a Morsi como a su némesis, el jefe militar general Abdul Fatá el Sisi.

“La revolución continúa”, rezaba una de los proclamas. “Abajo todos los traidores, sean militares, miembros del antiguo régimen o la Hermandad Musulmana”. Los activistas pusieron un ataúd falso cubierto con la bandera egipcia en el pedestal.

Los jóvenes activistas, izquierdistas y seculares, estuvieron a la vanguardia de las revoluciones egipcias, que comenzaron con el levantamiento de 2011 que derrocó al autócrata Mubarak. Pero han sido eclipsados desde entonces.

También han estado divididos sobre cómo lidiar con el nuevo orden después que los militares derrocaron el 3 de julio a Morsi, el primer presidente elegido libremente en el país, tras las protestas masivas en su contra.

Desde entonces, las calles han estado dominadas por los mítines a favor de los militares o protestas más pequeñas, y casi diarias, de los partidarios de Morsi, en medio de una fuerte ofensiva contra los islamistas.

Los críticos de los nuevos dirigentes que no son islamistas se han mostrado reacios a hablar, por temor a que los perciban como simpatizantes de la Hermandad y de Morsi, contra quienes también se oponen con fuerza.

Sin embargo, los grupos revolucionarios obtuvieron nuevos bríos el martes durante el segundo aniversario de los choques “Mohamed Mahmud”, uno de los más feroces enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad, bautizados con el nombre de la calle frente a la Plaza Tahrir donde ocurrieron.

El martes por la tarde, aparecieron unos pocos miles en la plaza. Aunque parecen cantidades relativamente menores, su retorno a Tahrir fue una protesta de los revolucionarios seculares contra los militares, algo inusual desde el derrocamiento de Morsi.

“Estamos en contra tanto de la Hermandad como de los militares, ya que no hicieron nada por la revolución”, dijo Omar el Sibai, un estudiante de arquitectura de 19 años de edad.

“Y ahora si alguien expresa su opinión y está en contra de las autoridades, consideran que es un terrorista o parte de la Hermandad”. Los enfrentamientos estallaron cuando un grupo de partidarios de los militares también ingresó con retratos de El Sisi, que cumplió años el martes.

Los dos bandos se lanzaron piedras en choques intermitentes mientras los activistas expulsaban a los partidarios de los militares. La policía lanzó una andanada de gases lacrimógenos, pero en gran parte se mantuvo al margen de la plaza. Ningún seguidor de Morsi apareció en la plaza.

El martes por la noche se produjeron enfrentamientos en los márgenes de Tahrir entre manifestantes que lanzaban piedras y la policía, que disparó gas lacrimógeno. Justo antes de la medianoche, la policía allanó la plaza y expulsó a los manifestantes.

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