LONDRES
AP. Túnez. Egipto. Yemen. El sorprendente efecto dominó de las actuales revueltas populares en el mundo árabe recuerda a la caída del comunismo en Europa oriental en 1989, que significó el fin de la Unión Soviética.
Dos de las figuras que participaron de esa caída, el disidente checo y luego presidente Vaclav Havel y el canciller soviético Eduard Shevardnadze, observan con entusiasmo y nostalgia lo que sucede en Medio Oriente, pero advierten que la situación es diferente. Temen que el poder en los países árabes pueda quedar en manos de los militares o de los fundamentalistas religiosos y se preocupan porque los cambios puedan no estar yendo a la velocidad adecuada.
Las protestas enfrentan una encrucijada peligrosa y su resultado es difícil de predecir, dijo Havel a The Associated Press. Que las revueltas europeas hayan traído reformas democráticas en su momento no significa que lo mismo vaya a suceder en Egipto y países vecinos, advirtió.