Rezagos en competitividad

Rezagos en competitividad

La efectividad de nuestra incursión en los mercados ha perdido impulso. Las importaciones le están ganando la carrera a las exportaciones, perfilando una balanza comercial deficitaria para nosotros. Que hayan aumentado las importaciones puede no ser grave, pero sí lo es el hecho de que exportadores abandonen esa vocación para convertirse en importadores debe obligar a escudriñar a fondo en las causas. Puede estar ocurriendo que también a lo interno hayamos perdido competitividad y esto sea parte del estímulo del incremento de las importaciones.
Por otro lado, deja mucho que desear la tajada relativamente pobre que aporta el sector industrial al pastel del PIB nacional. Los factores de nuestra baja en competitividad están vigentes desde hace mucho tiempo y da la impresión de que el país no ha hecho los esfuerzos suficientes para superarlos, sin que decir esto signifique que menospreciamos los esfuerzos que Gobierno y sector privado hacen para mejorar el cuadro.
Sin duda habrá que afinar mejor las estrategias y las sinergias público privadas para tratar de mejorar nuestro desempeño en todo cuanto se refiere a competitividad. Navegar con ganancia en los mercados externos debería ser una preferencia que no palidezca ante la seducción de las importaciones. Hay que ahondar en las causas y remediarlas.

A reanimar la producción

La reanimación del aparato productivo mediante un flujo adecuado de recursos, a tasas adecuadas a la coyuntura calamitosa, es una tarea que no admite dilaciones. Miles de productores grandes y pequeños lo han perdido prácticamente todo y esas pérdidas tendrán su efecto tanto en las cuentas particulares de esa gente como en la economía general del país. Es necesario que los fondos especializados para mitigar daños a producción e infraestructura sean puestos a disposición de la producción.
Aparte de las disponibilidades financieras del Gobierno, el Banco Mundial ha aprobado para la República Dominicana un crédito por US$150 millones para situaciones de desastre, como las causadas por los huracanes Irma y María. Que empiecen a fluir hacia los campos los fondos de recuperación.

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