Ricardo José Read Mejía

Ricardo José Read Mejía

Cuando llegó al periódico acompañado de su madre Lissa Mejía las chicas se desvivían por saludarlo, y él,  todo simpatía, primero me entregó un  hermoso calendario ilustrado con algunas de las fotos que figuraron en  la exposición Mi cámara y yo que realizó en museo infantil Trampolín.

Después saludó a Aurora Martínez y a Jacqueline Ventura,  quienes le hacían preguntas acerca de su hobby, y él contestaba con mucha rapidez y precisión.

Poco después llegó el padre, y se unió a tertulia no pudiendo ocultar lo orgulloso que se siente de su primogénito.

Ricardo José Read  Mejía tiene ocho de edad y su pasión por el lente y las imágenes, sobre todo de la naturaleza, inició a los seis, cuando empezó a acompañar a su padre, que lleva su primer nombre, y a los demás integrantes del grupo Cimarrones, en sus excursiones, primero, como mascota, pero hoy es uno más del grupo.

“Ese espacio él se lo ganó, no fue que se  dieron. Muchas veces  en las excursiones él  grupo se iba hacia la izquierda y el niño a la derecha”  –dice el padre orgulloso.

¿Por qué te gusta retratar a los pájaros? –Le preguntamos.

La  respuesta no se  hizo esperar: “Me gastan las aves porque vuelan,  tienen  plumas,  son muy bonitas y hay que cuidarlas”.

“Pero ¿coges mucha lucha retratándolas?”.

La respuesta es negativa y nos dice el truco: “le ponemos su canto y entonces ellas vienen porque creen que las estamos llamando”.

Claro, no todo es tan fácil, porque tienen que soportar calor, mosquitos, espinas, lodo, y todos  los inconvenientes de esos lugares inhóspitos a donde salen de excursión. Pero, no cabe duda, para Ricardo José  la fotografía es una actividad muy divertida.

Recuerda una anécdota muy simpática: Un día  estaban en la Sierra de Bahoruco y el guía lo lleva donde estaba  un  solenodonte, pero el animal rompió las fotos que tomó el guía.  ¿Por qué ocurrió esto? Sencillamente porque el animal se estresó. Por eso Ricardo José no se limita a hacer fotos, sino que estudia todo lo relacionado con sus pájaros.

Y como parece que el asunto viene por herencia, ya Eduardo, su hermanito de cinco años, ha dicho que también quiere ir al monte a tirar fotos.

La exposición Mi cámara y yo fue visitada por mucha gente, especialmente niños y sobre todo sus compañeros del colegio Lux Mundi, donde estudia el tercer grado de primaria.

Acerca de la muestra, la directora del Museo trampolín dijo que el niño ha creado una muestra excepcional llena de colorido, vivencias y detalles, que permiten  que muchos otros niños y adultos puedan conocer más  sobre nuestro país.

“¿Cuál es la profesión que piensas escoger cuando seas grande?” -le preguntamos.  La respuesta no se hizo esperar: “Fotógrafo”. Esperemos, porque todavía falta mucho, aunque usa una  cámara profesional y próximamente su padre lo entrenará en los secretos  de la macrofotografía.

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