Richter en el Centro Pompidou de París

Richter en el Centro Pompidou de París

Gerhart Richter, probablemente el mayor de los pintores alemanes contemporáneos, expone actualmente y hasta el mes de septiembre en el Centro  Pompidou  de  París.

Recordamos sus declaraciones determinantes en su posicionamiento como pintor y artista contemporáneo que influenció las tendencias de la pintura  europea  a  partir de los años 60.

… “Yo, no respondo a ninguna intención, a ningún sistema, a ninguna tendencia, no tengo ni programa, ni estilo, ni pretensión. Me gusta la incertidumbre, el infinito y la inseguridad permanente”…

Con estas declaraciones, captamos abiertamente la personalidad de un artista libre y liberado de las modas, tendencias e influencias. El Centro Pompidou de París toma una inteligente decisión exponiendo una muestra homenaje a uno de los mayores pintores contemporáneos de los últimos cincuenta años.

Podemos visualizar 150 obras  fundamentales, contribuyentes del conjunto de la historia del arte del siglo XX.  Desde los inicios de su carrera  artística, Richter manifestó su capacidad de reinventar y renovar permanentemente su obra, experimentando giros pictóricos muy  diferentes, desde las fotos-pinturas de los 60, y luego trabajó en una tendencia abstracta  monocrómica, con una gran fuerza en  el gesto y el trazo.

Su  obra reinterpreta  la historia del  arte, sobre  todo, cuando se inspira de los retratos  y de los paisajes de los maestros clásicos. En los años  90, Richter impone sus logros estilísticos con un procedimiento en su obra abstracta cuyos colores extiende con una tabla de madera o metal, creando unos espacios de colores ácidos,  influyentes sobre el movimiento. El Centro Pompidou toma  en cuenta  todos los giros del artista, como también lo consideraron los curadores y comisarios de la  Nacional Galerie Staatliche Museum de Berlín, y la Tate Modern de Londres. Todo el  homenaje pictórico está expuesto en diez salas que presentan, cada una, sus especificidades técnicas y conceptuales.

La sala dos nos revela sus desacuerdos con  Marcel Duchamp, quien anunciaba que la pintura desaparecía  como  medio artístico en el escenario de la creación. Como respuesta, Richter ejecutó grandes lienzos representando nubes, paisajes y montañas, reclamándose así heredero de la tradición romántica alemana. Otros cuadros nos revelan el  ánimo  psicológico e intelectual del artista, con obras de carácter intimista, como el gran período de  incertidumbre e infelicidad  que le condujo a grandes  formatos  figurativos  que  luego  borraba con grandes capas de pintura  gris.

Este artista que enfrentaba el entorno de su realidad  tanto  política  como  social, fue muy marcado  y angustiado por la crisis de la sociedad  alemana de los años  60-70, décadas marcadas por  la división oeste y este, a la vez,  amenazada  por los  balbuceos de la guerra  fría,  dando  emergencia  a grupos  revolucionarios anarquistas y  nihilista  como  lo fue  la  Banda  de Bader. Por tal  razón, la sala nueve  expone la obra “18 de  octubre de 1988” que evoca  la muerte  de los  líderes en la Cárcel de  Stammein.

Volver a la obra de Richter,  gracias a esta retrospectiva, es una extraordinaria  oportunidad de comprender a través del arte los matices de una sociedad. Es una obra profundamente alemana, en el sentido en que el artista tenía  15 años cuando  finalizó la Segunda Guerra  Mundial, lo que significa  que no pudo evitar  la secuela de uno de los conflictos mayores el siglo XX.

Entendemos sus obras de retratos de tíos vestidos con  uniformes  nazis, de una tía asesinada por los mismos nazis, dentro de las  huellas que dejó la ideología  impuesta por  Hitler y sus seguidores.

Este artista vivió bajo el nazismo y el comunismo, su obra es una sublime resistencia a estas dos ideologías. Vivió toda  su  juventud en Alemania del Este  de aquellas décadas 60-80, marcadas por la mentira. En toda su obra  parece que el artista renunció a la palabra y prefirió el lenguaje de las formas y de los colores, el lenguaje interior hecho forma en la obra visual, porque hablar siempre  fue un riesgo y un peligro, sobre todo, frente a los jefes del pensamiento autoritario  y totalizante.

A partir de cada una de las 10 salas del Pompidou, el  público  tiene la  oportunidad de leer una obra con todos sus detalles,  tanto  históricos como intelectuales y  visuales. La exhibición está  montada como  si  estuviéramos  frente a un catálogo razonado,  y la selección de las obras es la lectura de todo un pensamiento, porque Richter es, ante todo, un pensador frente a los acontecimientos  y las crisis de su tiempo.

Con esta obra en su conjunto asistimos a la revelación de la sociedad alemana de la posguerra, una sociedad desgarrada entre la separación de sus hijos por el Muro de  Berlín y la alarmante sociedad de consumo de esos años.

Richter pertenece, como lo hizo en el cine Fassbinder, a una generación que sufrió  las consecuencias del nazismo.

Su obra le permite ir más allá de las frustraciones y de los sufrimientos,  para entonces, ofrecer a través del arte nuevas propuestas de reflexión  objetiva sobre  el devenir de la sociedad europea.

La exposición Panorama está abierta al  público hasta finales de septiembre del 2012, y es una  manera de alcanzar a través de su lectura referentes éticos  e históricos sobre la pintura contemporánea en todas sus expresiones técnicas, y a la vez, reflexionar sobre el arte frente a las grandes crisis de la humanidad. Richter a través de toda su obra demostró ser un artista comprometido con la sociedad y la democracia. Su producción artística responde a los  planteamientos  filosóficos del artista, con valor y compromiso.

Con él la pintura sigue demostrando que su  alcance es inacabable,  y que sus recursos técnicos y  visuales no se limitan a discursos y a manifiestos, porque dentro de la poética visual, la pintura tiene todo su espacio universal.  Por esto, nos parece un gran acierto que se hagan homenajes a los maestros para obervar con distanciamiento el valor y la  vigencia de sus obras.

La pintura alemana de la posguerra ha marcado varias generaciones y propuesto nuevos recursos técnicos y de composición para las nuevas  generaciones,  tanto a  través de  abstraccionismo como del expresionismo,  y de la figuración libre. Nos place  confirmar que  el  Centro  Pompidou sigue siendo desde sus inicios un centro que mantiene fidelidad a las retrospectivas más significativas de la historia del arte contemporáneo,  y la obra de  Richter  es una de  ellas.

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