NUEVA YORK (EFE) .- El Madison Square Garden vibró el domingo con el espectáculo con que el cantante Ricky Martin cerró su gira Blanco y Negro, que inició a principios de año en su natal Puerto Rico y que le ha llevado a dieciséis países en América Latina, Canadá, Europa, Asia y Estados Unidos.
El artista cumplió con su promesa hecha al público neoyorquino de que iba a dejar el alma en el escenario de la Gran Manzana, a la hora de poner el broche final a una gira que la crítica de varios países ha catalogado de electrizante.
Blanco y Negro se caracterizó por la variedad y la fusión de los ritmos musicales diversos que han influido en la carrera del artista, así como por los efectos especiales, una espectacular coreografía y la música bajo la dirección del cubano David Cabrera.
Sonriente, lleno de energía y con los sensuales movimientos que le caracterizan en sus bailes, el intérprete enloqueció a sus seguidores, que llenaron la famosa sala de espectáculos.