Ricos defraudan fisco Alemania

Ricos defraudan fisco Alemania

Berlín.  Agencias.  «Ahora tiemblan los ricos» titulaba ayer el diario sensacionalista Bild para solaz de sus 12 millones de lectores. Los medios escritos, las radios y las televisiones no dejan de hablar en los últimos días del mayor fraude fiscal descubierto en Alemania que ha provocado un verdadero escándalo social.

Según las últimas informaciones, el montante defraudado podría ascender a 4.000 millones pertenecientes a más de 1.000 sospechosos. La fiscalía de Bochum tiene previsto realizar cientos de redadas la semana que viene. Entre los acusados se encuentran, al parecer, parte de la flor y nata de las finanzas alemanas.

Se trata de millonarios que usaron fundaciones en Liechtenstein para desviar grandes cantidades a cuentas encubiertas en el Principado alpino, en la vecina Suiza o en otro paraíso fiscal. Democristianos y socialdemócratas dedicaron el viernes y el sábado a criticar a los implicados y, por extensión, a las élites financieras.

El ministro de Economía Michael Glos, socialcristiano, advierte hoy en una entrevista al dominical Bild am Sonntag sobre la erosión que estos casos ejercen sobre la «credibilidad de la economía social de mercado».

El presidente de la también gubernamental socialdemocracia alemana, (SPD), Kurt Beck, señaló que lo ocurrido «me deja boquiabierto. Gente que gana millones y no tienen suficiente. Es un caso escandaloso de avaricia». El Gobierno pidió que se entreguen por su propia voluntad. No consta de momento avalancha alguna de arrepentidos.

Ayer se publicó que las autoridades alemanas pagaron a un informante cinco millones por el DVD que destapó el mayor escándalo fiscal de la historia del país.

Sospechosos

El primero

El primero en caer fue Klaus Zumwinkel, ahora ex presidente del gigante logístico Deutsche Post. Zumwinkel, a quién su tranquilidad y buen humor ganaron el sobrenombre de Buda, no perdió su flema al ver su residencia allanada por la policía y los inspectores de hacienda el pasado jueves. Sus excelentes relaciones no le ahorraron la ignominia de una detención televisada.

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