Riesgo de la deuda

Riesgo de la deuda

Desde que el servicio de deuda pública dominicana trascendió el 30% de los ingresos corrientes, se escucharon expresiones de advertencia. Nadie, por cierto, prestó atención a lo expuesto. Los que están en el fandango no oyen porque no les conviene. Los prestamistas se han tapado los oídos, pues el papel que cumplen es reciclar dinero y cobrar por ello. Nadie ha pensado que en tanto más elevados son los compromisos de las acreencias, menos eficaz se vuelve el Gobierno Dominicano. Ni los prestamistas ni el prestatario han reflexionado sobre ello.

Para mi sorpresa, acabo de leer el viernes, una página del Financial Times que HOY reproduce semanalmente. También leí en la sección Económica, una breve noticia respecto del tema de la deuda, publicada, en la misma edición, dos páginas adelante.

El editor de la sección pareció darle especial importancia a la traducción del Financial Times. Uno de los insertos reproduce del texto principal, una observación del director gerente del Fondo Monetario Internacional, Dominique Strauss-Kahn. Por tanto, la proposición de Strauss puede leerse dos veces en la misma página.

¿Y qué dice este señor? Habla para todas las economías, y de modo directo para las de mayor desarrollo, sobre el negativo influjo de los desequilibrios fiscales y la deuda. La combinación la juzga fatal. Por ello recomienda la reducción de gastos y la eliminación de deudas, lo que impone “un enorme esfuerzo sin precedente”.

La nota de dos páginas posteriores es una advertencia del Banco Mundial para los países pobres. El riesgo de crisis está presente para economías grandes y chicas. Y con el agorero fenómeno a las puertas de las grandes naciones, los países de menor desarrollo relativo han visto aumentar considerablemente sus riesgos. Mucho peor que el grave potencial de la crisis, son las dubitativas percepciones de quienes vaticinan progreso y decadencia.

HOY reprodujo ese día, además, en la ventanilla superior derecha de la primera página de la misma sección, el punto de vista de la ministro francesa de Economía. La señora Christine Lagarde pidió que Estados Unidos de Norteamérica defina su propia posición. En principio, dijo, las autoridades estadounidenses, encabezadas nada más y nada menos que por el presidente Barack Obama, pedían a Europa que constriñese el gasto público. El pedido entonces se dirigía a generar la eliminación de déficits presupuestarios. Cuando Europa comienza este proceso, los estadounidenses, a contrapelo de lo sugerido, piden un gasto expansionista.

¿En qué estamos? parece decirle la señora Lagarde. Y en el escenario del G-8, en donde la señora Lagarde reclamó sensatez de juicio, habló también la canciller alemana. Ángela Merkel fue precisa al señalar que las naciones europeas se comprometerán con medidas de austeridad inteligentes al tiempo que promoverán un desarrollo sustentable. La austeridad y el crecimiento, dijo la señora Merkel en la ciudad canadiense de Hunstville, “no tienen por qué ser contradictorios”. 

Tras las lecturas indicadas, ¿qué conviene a los dominicanos? Reordenar el gasto público y detener la inclinación al endeudamiento.

 Las advertencias, como puede leerse, no surgen del propio patio. Las advertencias vienen desde los organismos multilaterales.

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