Además del pesar por los daños humanos y materiales que han provocado, los torrenciales aguaceros de estos días añaden motivos de justificable preocupación.

Estas manifestaciones meteorológicas vienen a producirse en momentos en que la incidencia de casos de dengue en toda América Latina va en rápido aumento por la multiplicación de criaderos del mosquito transmisor debido, entre otras causas, a los anormales torrenciales atribuidos a los cambios climáticos.

Para tener una idea del auge del dengue, basta decir que en todo el año 2006 se registraron 6,000 casos, mientras que en el primer trimestre de este año ya se han registrado 1,000 personas afectadas.

Debido a las fallas del registro, cabe deducir que el número de casos podría ser sustancialmente mayor.

En unas declaraciones formuladas este lunes, el secretario de Salud Pública, doctor Bautista Rojas Gómez, reconoció que el 2007 podría resultar un año altamente epidémico.

Debido a los cambios en el régimen de lluvias, están dadas las condiciones para un aumento bastante significativo de la población de mosquitos, particularmente Aedes Aegypti que transmite el dengue.

-II-

Con los riesgos de gran actividad epidémica a la vista, las autoridades deben someter a revisión sus planes y procedimientos.

Para el 17 de abril está anunciada una movilización nacional de autoridades, estudiantes y otros sectores de la sociedad para eliminar hospederos de mosquitos y otras plagas transmisoras de enfermedades.

Siendo la prevención la mejor y menos costosa de las medicinas, oportuno sería que las autoridades desarrollen a través de todos los medios posibles de comunicación, un programa intenso de orientación y educación en materia de prevención sanitaria, a nivel nacional.

Es necesario insistir en adiestrar a la gente para que se integre a la eliminación de hospederos de mosquitos en las periferias de sus propios hogares, y darle soporte a esta campaña con operativos de fumigación y repartición de cloro para sanear depósitos de agua.

El dengue parece estar ganando la batalla en América Latina, región en la que cada vez se registran más casos de la enfermedad.

Los riesgos epidémicos son grandes de por sí y hay que entender que podrían magnificarse por las inundaciones y otros efectos de las lluvias.

Prevenir siempre ha sido mejor que curar, y muchísimo mejor que tener que lamentar.