Riesgos de la función pública cuando se ejerce con responsabilidad

Riesgos de la función pública cuando se ejerce con responsabilidad

POR LIC. LUIS ML. SÁNCHEZ DÍAZ
Inicio esta entrega citando la expresión de José Martí, el Apóstol cubano: “Que peligroso es tener la razón en aquellos casos en que los poderosos están equivocados”.

Ramón Florentino, compañero de trabajo, amigo, de carácter indoblegable y de una extraordinaria capacidad de trabajo, ante embestidas de individuos que medran alrededor de las Aduanas, procurando a cualquier costo servirse del Estado, me expresaba al enfadarse, “las personas honradas no deberían ocupar cargos públicos”.

No obstante este pensar de ocasiones no fue óbice para que el mismo creyera y luchara por una Aduana diferente, transparente y equitativa, que frente a una sociedad degradada, con valores éticos y morales inversos, lo llevaran a enfrentar circunstancias adversas que terminaron con su vida, asesinado el 02/03/06 en la Av. Las Américas, al retornar de una agotadora jornada de trabajo en el Puerto Multimodal Caucedo. 

Su muerte, por afrontar con responsabilidad mafias organizadas, evasora de impuestos, es una prueba fehaciente de su reflexión. Consciente de que fue un hombre honesto de gran coraje personal, siempre desafió el peligro que se escondían detrás de los intereses que afectaba, y aquí cabe a su memoria la expresión de William Shakespeare que compartimos: “Todos aman la vida, pero el hombre valiente y honrado aprecia más su honor”.

La realidad planteada nos llama a un ejercicio de conciencia para valorar si vale la pena ocupar cargos públicos en este país, asumir responsabilidades, sin doblegarse ante la degradación y complicidad de estamentos de la sociedad que debieran reivindicar los principios básicos de moralidad publica, en una sociedad permeada por la politiquería, que ha contribuido en gran medida a la perdida de estos referentes.

En ese contexto, es de resaltar la publicación de la entidad Participación Ciudadana, “20 Años de Impunidad en la Republica Dominicana (1983-2003)”, que constituye a nuestro entender la mejor muestra de lo permisivo que ha sido el Estado para combatir este mal que incide tan negativamente en la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos, amenazando hacer colapsar la frágil debilidad institucional.

Revela dicha investigación a la fecha de su publicación, que de 227 casos de corrupción, solamente dos han sido condenados en primer grado, siendo el primero anulado posteriormente por la Cámara Penal de la Corte de Apelación del D.N. y el segundo por amnistía del Poder Ejecutivo en el año 2001.

El funcionario o empleado publico responsable se expone además a que atenten contra su honra personal, riesgo que se asume cuando se actúa en defensa del interés nacional sin contemplaciones, o cuando se procura transformar una institución como Aduana que en el pasado reciente propiciaba rentables negocios con los tediosos tramites burocráticos y demora en el despacho de las mercancías, que pagan los usuarios,  restando competitividad comercial al país.

La resistencia a la innovación en las instituciones públicas se expresa con actitudes características como la arrogancia, intrigas, maledicencias, dejadez, entre otras actitudes y antivalores que frenan la celeridad para alcanzar la meta propuesta, una administración eficaz. Son éstos obstáculos con los que se ha de lidiar en el día a día.

Como expresara en artículo anterior, recurriendo nueva vez a Martí, “la mejor forma de decir es hacer”; por eso en la DGA se exhiben realizaciones, que la hacen diferente, resultado de un gran esfuerzo que no ha dejado espacio a la mediocridad, ineptitud y en gran medida al clientelismo político, factores que inciden negativamente en una entidad eminentemente técnica, facilitadora del comercio internacional.

En ese sentido, por la importancia del precedente creado, resalto la expresión del Senador de la provincia de San José de Ocoa, Pedro J. Alegría Soto, en ocasión de un reconocimiento del Senado de la Republica al Director, resaltando su integridad y eficiencia en el desempeño, “es la primera vez que los tres partidos políticos mayoritarios a unanimidad se ponen de acuerdo para reconocer la labor de una institución pública ejemplar”.

Es oportuno también resaltar, lo expresado por Miguel al recibir el referido galardón, que honra a todos los que integramos la DGA: “Este es un reconocimiento al equipo de Aduanas, porque robarse los méritos ajenos también es una forma de corrupción”, y no podía ser menos partiendo estas palabras de una persona que ha predicado la moralidad pública con el ejemplo, ya que “Como un hombre piensa, así es su vida”. 

Cuando se articulan campañas para desfigurar de manera irresponsable la imagen y crédito bien ganados de empleados probos, con hojas de vida limpias, porque no pueden ser manipulados, se recurren a argumentos malsanos. El más pernicioso es la difusión de calumnias a través de los medios electrónicos, para confundir a la opinión pública, retorciendo y tergiversando informaciones, así como comprando voluntades.

Es difícil reparar o resarcir los perjuicios ocasionados por denuncias imprudentes, no ponderadas, en un país donde la institucionalidad es una ficción y las demandas civiles por daños a honras bien forjadas terminan frustradas, porque la justicia es excesivamente tímida ante intereses e instancias fácticas y mediáticas de opinión.

Frente a la realidad planteada, existen hombres de convicciones firmes. En este orden cito lo reseñado por Monseñor Arnais en un articulo que escribiera, “las convicciones hondas dan seguridad al que las posee y le hacen ser muy eficiente al convencido de algo; arrastra con enterezas sus consecuencias y jamás huye de ellas. Las convicciones proporcionan al hombre tranquilidad, serenidad e indoblegadez. El ser humano de convicciones firmes es un hijo de la verdad”.

Ante la temeridad de ladridos e infundíos vertidos por quienes procuran detractar y marchitar el historial de hombres honestos, para ella sólo basta reiterar lo expresado por el Quijote a Sancho: “Si los perros ladran, Sancho, es señal de que cabalgamos”.

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