Riesgos para la democracia

Riesgos para la democracia

La coordinación de factores políticos y de poder que ha ido más allá de los procedimientos ordinarios para oponerse a una sentencia del Tribunal Superior Electoral mueve a dudas sobre el rol de equidistancia y diafana adhesión a fondamentos democráticos que deben asumirse desde los ejercicios de autoridad y controles de Estado. Sin la más estricta neutralidad gubernamental, con actos abiertos y distanciados de presiones fuera de escena, la pérdida de derechos asomaría en el horizonte. La reacción de organizaciones de la sociedad cicil y de nucleos politicos contra la hostilidad hacia una de las columnas que sostienen una institucionalidad electoral sin vigor tienen que ser recibidas necesariamente con intranquilidad. Presagio de que los arbitrajes electorales estarían expuestos a pretensiones de desnaturalización favorecidas por una excesiva gravitación de la política oficial sobre ámbitos de lo judicial y lo administrativo.
Los actos, actitudes y delatadas líneas de propósito que enrarecen el panorama sin sacar de su silencio a la instancia más determinante del Estado y su presidencialismo, no rsultan en verdad excepcionales. En el país se ha tratado con poco éxito de superar el molde que da permanencia a la supremacía de recursos que inclinan balanzas, que aspira una y otra vez a mantener al electorado bajo influencias mesiánicas. Como si no importaran las tantas veces que ese camino ha conducido al fracaso de la nación.

Temeridades incorregibles

Las altas tasas de mortalidad e invalidez por accidentes de tránsito derivan de insuficientes efectos disuasivos de la sanción en el marco de una organización vial que no estimula mucho a conducir con seguridad. Hacen olas los comportamientos irresponsables y de desprecio a la vida de personas al volante de autos, camiones y motocicletas en alarmante muestra de falta de conciencia sobre los riesgos a correr.

Obra sobre psiquis una incapacidad de reaccionar contra las evidencias de que violar las señalizaciones y mandatos al circular por vías públicas arroja un alto precio en vidas y lesiones que arruinan económicamente a los infractores con perjuicios a veces muy graves para víctimas inocentes de las temeridades. Extendidos comportamientos cuasi suicida mantienen a este país entre los de tránsito más peligroso.

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