Rigidez y flexibilidad

Rigidez y flexibilidad

Un nutrido grupo de costaleros cargaba un “paso”. El peso de la plataforma, de las imágenes y demás ornamentos dividido entre número de hombres, nos daría la carga unipersonal; pero sólo en una aproximación burda, porque variables como su posición debajo, su estatura y su voluntad de cargar más o menos, serían decisivas en determinar la magnitud de esa carga.

Uno de esos trucos de la memoria me recordó las lejanas palabras del emérito profesor Jacobo Thomen, forjador, cuchillo y colador de la profesión de ingeniería civil en la entonces Universidad de Santo Domingo, quien decía: “El miembro estructural más rígido carga más”. En el caso de este ejemplo, “la voluntad de cargar más o menos” puede traducirse como: rigidez.

En un edificio multipiso, un puente o una estructura compuesta por muchos miembros de diferentes características, los más rígidos cargan más y como tal, son, probablemente, los primeros que se rompen. Las pagodas japonesas no se han derrumbado aunque tienen cientos de años construidas y miles son los terremotos que las han sacudido: ¿El secreto? Fueron diseñadas de manera que las columnas soportantes se balancean al ritmo de las ondas del sismo, en consecuencia, también lo hacen los elementos que penden o dependen de ellas.

Así, la pagoda se hace inmune y en vez de resistirse a la fuerza, se deja llevar, columpiándose o más bien flotando como una balsa al paso de las olas del mar. Creo que nadie sabe quién tuvo la genial idea; quien fuera logró que el seísmo no “golpeara” contra la estructura, simplemente le pasa como la luz a través del cristal. El diseño pudo, en cambio, ser muy resistente para oponerse a las solicitaciones del terremoto, pero por la fecha en que fueron diseñadas las primeras, es casi seguro que ya hubiera ocurrido un terremoto de mayor intensidad que el de diseño y algunas hubieran sucumbido.

La ancestral metodología japonesa ha dado lugar a construcciones modernas antisísmicas fundadas en resortes, gatos hidráulicos, rolos y similares. Traducido al comportamiento humano, el asunto de rigidez o no tiene efectos similares a los que se manifiestan en las estructuras: nos plantamos con nuestros principios y resistimos con fuerza los embates de la vida o vamos con el flujo.

Desde hace siglos esta disyuntiva del comportamiento humano se observa y discute. Cada escuela tiene sus seguidores que han cosechado más o menos éxitos. No obstante, si las enseñanzas estructurales se  trasladan a las relaciones humanas, podría decirse, que cuesta mucho más la rigidez y probablemente no sería tan efectiva o duradera.

El tema influye en variados aspectos. El profesor Pagel, destacado antropólogo de la Universidad de Reading en Inglaterra, asegura que los idiomas del mundo con más probabilidades de sobrevivir la prueba de los tiempos son los más flexibles, aquellos que permiten modificaciones, influencias de otras lenguas, los que se hablan con distintos acentos, en otras palabras, los menos rígidos como el español. Aunque lo contrario parecería correcto pues se diría que a más puro, más vitalidad. Pero no, porque mantener la pureza requiere mayor esfuerzo de los pueblos extranjeros que quieren o necesitan aprender el nuevo idioma, entonces por la facilidad se dirigen a otros como el inglés que en pocos años ha desterrado al francés.

En política, la rigidez puede marcar, y marca con frecuencia, la diferencia entre la duración en el poder de un presidente y otro. La rigidez también influye en el rumbo de las actuaciones de un líder. Acompaña a los dictadores, mientras la flexibilidad es más bien de los demócratas que apuesta por la negociación, la flexibilidad de criterios, el intercambio de intereses. Sin embargo, no hay que confundirla con laissez faire, laissez passé. Los dominicanos tenemos prototipos en cada uno de esos capítulos, los hemos sufrido unos y otros, por lo que cada cual tiene su propia experiencia.

La rigidez de pensamiento y convicción produce sabios y tontos. Cuando alguien está tan seguro de que su posición es la correcta y se mantiene rígido en ella, no la cuestiona, ni duda, puede, si está en lo cierto, destacarse como un gran ser humano, de enorme visión e inteligencia, adelantado a su tiempo. No obstante, si al contrario, cursa la ruta opuesta, el tiempo lo convertirá en un tonto de capirote, obtuso y obstinado.

Psiquiatras afirman que personas enfrentadas a situaciones adversas o favorables que no las aceptan y se encierran en sus rigideces mentales, suelen tener problemas de salud, más intensos y duraderos. Después de las anteriores disquisiciones, qué le parece al lector: ¿Es mejor ser rígido o flexible?

Publicaciones Relacionadas

Más leídas