La guatemalteca Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz 1992, recomendó ayer invertir en la prevención y educación como medios para combatir la violencia contra las mujeres, y propuso penas severas contra los hombres violentos.
Así lo expuso al participar en un encuentro organizado por el Ministerio de la Mujer, en el que fue presentada la campaña El Poder de tu Voz, con motivo del Mes de la No Violencia Contra la Mujer.
Menchú entiende que solo con educación y sanciones ejemplares se podrá combatir con eficacia la violencia “brutal” que afecta a muchas féminas.
Entiende, además, la necesidad de trabajar con los niños y niñas que están en riesgo, y plantea una mayor atención a los jóvenes, para hacerlos conscientes del problema.
Menchú enfoca el problema desde el punto de vista de la conciencia llevada a la práctica, pues cree que “una campaña permanente de prevención, desde los colegios privados, las escuelas públicas y la sociedad civil, nos puede ayudar”.
Puso como ejemplo la literatura infantil, que puede ser un vehículo para concienciar a los niños, en vez de inculcarles ilusiones que luego pueden volverse pesadilla.
“Esa colonización de nuestras mentes, desde pequeños, creo que es una parte que podemos hacerla metodología y acción concreta”, reflexiona.
A su juicio, la participación de las organizaciones sociales también resulta fundamental, pues la violencia es un fenómeno social que vulnera los derechos de hombres y mujeres.
Según ella, “la violencia brutal lo que realmente necesita es que, si no funciona la prevención, hay que ir con el castigo severo y que no haya conmutaciones de penas para un padre que violó a sus nietas o a sus hijas, o que destrozó a su propia familia usando violencia”.
A Menchú la alarman los “casos muy dramáticos” que incluyen torturas y abusos.
Está convencida de que la conciliación y la mediación sirven para la resolución de conflictos.
Así también, afirma que las mujeres siempre pueden salir de la violencia, sin importar que estén acorraladas y sin perspectivas de progreso.
“Ninguna mujer debe aceptar la violencia como esclavitud, porque siempre tiene una salida”, asegura.
Explica, asimismo, que cuando las mujeres no ven una salida provocan un síndrome de dependencia que las ata a sus parejas.
En tanto, la ministra de la Mujer, Janet Camilo, resaltó que los feminicidios son la principal causa de muerte en el país, e invitó a los diferentes sectores a unir sus esfuerzos en la campaña contra la violencia, para encarar y erradicar el flagelo.
Destacó asimismo que las líneas de denuncia habilitadas por la cartera han permitido sacar de la violencia a 465 mujeres.
Ponderó la trayectoria de Rigoberta Menchú a favor de los derechos humanos, primero en Guatemala y luego en el mundo.