Rigor y orden para dar salud

Rigor y orden para dar salud

Las 14 muertes de recién nacidos en la maternidad La Altagracia en tres días configuran una trágica pérdida de vidas inocentes para las que no valen excusas. Esta mortalidad se expresa a partir del sancionable descalabro de servicios asistenciales tras emprenderse simultáneamente la remodelación de más de 50 hospitales sin que el Estado estuviera preparado con recursos financieros, técnicos y administrativos apropiados para que la tarea se cumpliera a tiempo para reponer la dinámica de servicios de calidad que como seres humanos merecen los pacientes que a ellos asisten.
Decir ahora que las parturientes llegaron allí con males pre existentes y sin atenciones prenatales es solo una parte de la verdad. La otra parte, más importante, sale a la luz en falta de equipos que bien empleados garantizan la supervivencia de pacientes en condición delicada. La insuficiencia allí de salas para atención crítica es cruel negación de atención a parturientas y sus criaturas. La inoperancia por averías en quirófanos constituye un riesgo mayor en cualquier centro. Se trata de un hospital desamueblado con hasta cinco recién nacidos en una sola cuna y tres y cuatro madres de parto en una misma cama. Con escasez de incubadoras y de otros equipos imprescindibles, congestionado y con personal que no da abasto, en un edificio obstruido por trabajos de construcción. Un desplome por mala planificación que cuesta vidas.

¡Mucho cuidado con la historia!

El deterioro que sume a Venezuela en vulneración al orden constitucional con amenazas oficiales de apelar a las armas para sustituir los votos, hiere la conciencia democrática de América. Ser indiferentes por un mal sentido de neutralidad y de respeto a la soberanía de otro Estado para no elevar la voz en defensa de los venezolanos atropellados por un régimen en ilegalidad, es una falta de solidaridad con una nación hermana.
Con un país que se distinguió en promover la recuperación de la libertad de los dominicanos, sometidos a una despiadada dictadura que tenía a esta nación en la oscura noche de despotismo. Esa adhesión a la causa libertaria de Quisqueya fue de la mayor importancia para que la democracia renaciera. Ahora se invierten los papeles: Venezuela necesita de los dominicanos… y le estamos fallando.

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