El mes en que volaron las palomas
Fernando Casado
Nadie me dijo de tu boca pequeña
ni la gota de luna que posara en el tiempo el verde de tus ojos
nadie rimó los versos escondidos en tu vientre intocado,
el olor de su cáscara y el zumo joven de la fruta madura
en tu carne olorosa, sin pecados ni estrenos
durmieron los silencios de una gran sinfonía
Nadie me habló del pez enamorado dormido entre tus labios
a la orilla escondida del pétalo intranquilo y la sonrisa ansiosa,
ni del beso aguardado mojado de silencio,
ni la palabra alada susurrando un suspiro que escapa irrepetible
como niebla de nube reflejada en la prisa del rio
Desconocía el idioma sublime de tus manos sin rutas
sus caminos sin huellas
su ternura olvidada
.
quemándose en la fiebre de la piel de sus salmos
su roce de plegaria de tibieza nocturna
las nubes en que vuela la oración solitaria
la fuerza de la almendra que late entre tus carnes con rabia de huracán
el ego de tus senos avaros de ternura silvestre crecida en tus descuidos
intocados al tiempo y a la llama escondida del deseo
Ignoraba que el humo de sus cantos
encontrara su herencia en la gracia de un verso
y renaciera ajeno el polen de la luz
que brotaran claveles en tu tarro de olvidos
y en tu balcón de lunas corretearan las rimas
donde plantar la risa de las nubes ajenas,
la lluvia serpentina de tus hojas de tiempos sin otoño
con su vibrar callado
sus abismos
las páginas de un libro que se borró al final
y te dejó los pechos cargados de palomas
Aprendieron conmigo el vuelo de las garzas alegres en otoño de amantes
sus racimos de azúcar y la fruta en la brisa madura de ternuras
fraguaron en su queja las palabras dispersas de una tarde inconclusa,
cuando quedaste sola
abismalmente sola
la mirada perdida
Tus sonrisas volvieron cuando posé en tu oído mis campanas calladas
y tu cuerpo reestrenó como una carcajada
los colores alegres del verso de la vida.
Nadie podrá callar el rumor de la noche
cuando llueven los pétalos en tu alcoba en penumbra
nadie podrá impedir que tu oleaje desnudo me reciba sin prisas
el corpiño de virgen
abrasando el deseo
y tu respuesta adulta quemando los recuerdos
para escribir la nueva historia.
Te prometo encontrarte en las cosas sencillas
sembrarme en el camino para crecer contigo entre las flores
inventarme en tus noches para que me descubras cuando sueñes mi ausencia
y detendré las horas y los días
para que sea más larga la alegría
cuando cada porción del tiempo ido
se quede en la mitad del mes de marzo
el mes en que volaron las palomas