Ríos Ozama e Isabela, desidia y vandalismo

Ríos Ozama e Isabela, desidia y vandalismo

El Ozama ha vuelto a tomar el aspecto lúgubre que le daba su manto de lilas

 Es incuestionable que los ríos Ozama e Isabela son de vital importancia para la supervivencia de la ciudad de Santo Domingo, por lo cual, a ambos caudales debemos prestarles vigilancia en grado sumo, especialmente el Ozama que al convertirse en ría y adquirir calado suficiente, se convierte en el histórico puerto de Santo Domingo en donde Cristóbal Colón amarró sus carabelas y constituyó en esa época la última escala obligada en la cadena de transporte de mercaderías y otras utilidades que iban embarcadas con destino a España.

   El Ozama nace en la loma denominada de Los 7 Picos  y tiene una longitud de 148 kms. lo cual lo cataloga entre los principales del país.  Es de rigor señalar que este río debe ser preservado con sumo esmero, ya que los 16 vertederos, 27 cañadas de aproximadamente de un metro y medio de ancho, los desechos vertidos por los lugareños en la ribera, más los tóxicos de las industrias, son incorporados para su polución, a lo cual  debe agregársele  los detritos de los alcantarillados de la avenida Charles De Gaulle, San Luis, Simonico, La Francia y Villa Duarte.

   Desde los años 30, con la ascensión de Trujillo al poder, este se percató que la ciudad necesitaba un verdadero puerto, no el embarcadero que existía en la ría del Ozama.  A ese tenor, contrató al ingeniero puertorriqueño Félix Benítez Rexach, hombre de vasta experiencia y sobre todo muy acaudalado, elemento que le faltaba a Trujillo.  Convinieron en 1935, la construcción del puerto, en el cual se involucraba la suma de dos millones y medio de pesos.  Sin embargo, Trujillo sagazmente logró que Benítez Rexach construyera además del deseado puerto, un inmenso rompeolas en el Paseo de los Estudios y una islita artificial a la cual denominaron “sans souci” en la cual le construyó un palacete en donde el  “Jefe” agasajaba a los miembros de sus Fuerzas Armadas y diplomáticos extranjeros.

   Un hecho que ha escapado a muchos historiadores fue la intención de Benítez Rexach de ejecutar la dársena hasta donde se encuentra el actual Faro de la puntilla.  Esto, sin lugar a dudas, lo hubiese convertido en uno de lo más grandes estuarios del Caribe, pero Trujillo, debido a la escasez monetaria que acarreaba desde el ciclón de San Zenón que en septiembre de 1930 devastó la  capital, optó por conformarse con el muelle que Benítez Rexach había planificado según lo acordado.  También se apropió de la draga que este había importado, con lo cual le cobraba la cuota parte del permiso que le otorgó.

   El 15 de agosto de 1938 se dieron cita en la avenida del Puerto, Trujillo y los principales funcionarios de su Gobierno, para la inauguración formal de este instrumento de validación para la ciudad, que fue denominado Puerto Trujillo.

   Actualmente, el   Ozama está inundado de lilas que lo convierten en una alfombra verde, la cual cuando llueve a cántaros, abarrota el puente levadizo e inunda también el Placer de los Estudios, llegando las mismas, hasta la playa de Guïbia.  Para impedir este desastre ecológico, la Armada envió a un alto oficial a estudiar este tipo de fenómeno a Malasia en donde pasó un buen tiempo.  Al regresar, se estimó que para la eliminación de los residuos sólidos y las lilas, el Gobierno debía adquirir en los Países Bajos el Interceptor 004, el cual tiene una capacidad de recolectar 7 toneladas de residuos en 6 receptores con capacidad de 1.2 toneladas cada uno con la ventaja que es impulsado por energía solar.

   El Interceptor 004 fue ayudado con la compra de la Grúa Watermaster, la cual tiene capacidad para dragar hasta 25 pies de profundidad y expulsar lo extraído hasta cerca de 1,000 pies hacia las orillas de ambos ríos.  En los inicios de la operación limpieza, el río Ozama lucía impecable hasta el puente de la avenida Jacobo Majluta.  Sin embargo, en los últimos tiempos el río ha vuelto a tomar el aspecto lúgubre que tenía con su carpeta de lilas.

   Varios puentes atraviesan el río Ozama, dividiendo en dos la  capital. Manuela Díez; línea 1 del Metro y a seguidas el Francisco J. Peynado.  El atirantado de la línea 2 del Metro,  Francisco del Rosario Sánchez (17); Juan Bosch; Juan Pablo Duarte; Ramón Matías Mella (el de las bicicletas) y el flotante en donde se abarrotan las lilas buscando la salida hacia el mar.

   El vicealmirante Ramón Gustavo Betances, comandante de la Armada, ha demostrado un interés en devolverle a ambas fuentes de agua su majestuosidad, ya que pronto el Ozama será bordeado por  avenidas en sus riberas que le devolverán el esplendor deseado, una vez sean removidas las casuchas y también eliminadas las contaminantes cañadas.

Lo proyectado contempla además, dos muelles en ambas riberas en donde se establecería un pequeño ferry, el cual transportaría a los usuarios evitando el cruce en yola como se realiza actualmente.  Sería conveniente también, que se restablezca un barquito que surcaba río arriba, el cual era abordado por capitaleños y turistas que aprovechaban la oportunidad para sentir, a veces por vez primera, que navegaban.

Dentro de estas nuevas iniciativas, cabe destacar la construcción del corredor ecoturístico a iniciarse en La Zurza hasta el Nuevo Domingo Savio y la ampliación de la Avenida Perimetral planteada por  la Fundación Saneamiento Ambiental de La Zurza que contempla el Plan de Desarrollo Integral de La Zurza (PEDEZURZA).  Estas loables iniciativas deben ser estudiadas por el Gobierno, para dar realce a las márgenes del histórico estuario de la ciudad primada de América.

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