Nuestra isla está llena de riquezas  a la vista de todos pero son pocos los que la ven y menos los que tienen los recursos y la visión para su explotación.  La Costa Este presenta una característica paradisíaca con kilómetros de playas de arenas blancas, aguas cristalinas, una naturaleza pródiga en la que abundan las matas de cocos, uvas de playa y especies endémicas cuya belleza esta fuera de todas dudas.

Este paraíso va desde Juanillo hasta Miches y en toda la extensión las características naturales son un rosario de sorpresas, playas interminables, una barrera de arrecifes coralinos que protegen y vuelve mansas las aguas, pero toda esta riqueza solo toma valor a los ojos de inversionistas extranjeros que consciente de la necesidad de ofrecer alternativas al flujo turístico mundial intervienen, negocian, construyen, promueven y orientan a los grandes países hacia nosotros para desarrollar un potencial basado en la naturaleza y las corrientes mundiales de oferta para los tiempos vacacionales de europeos norteamericanos, canadienses y suramericanos.   Todo esto debería ir unido a una gran acción gubernamental de prever los impactos urbanos y crear condiciones para que alrededor de la riqueza no abunden la pobreza, el desorden y el caos.

Tomemos el caso  de Bavaro; la falta de previsión ante lo que significa la explotación de la costa con grandes hoteles. Atrae a una población migratoria laboral que va desde posiciones inferiores, hasta gerenciales lo que demanda condiciones de vida. Algo que ameritaba  estudios urbanos para los servicios de aguas, electricidad, recogida de basura, vías, centros comerciales, etc. La inversión extranjera en hoteles viene con esquemas de trabajo-tiempo y una visión de recuperar  la inversión en el menor tiempo posible. Nos preguntamos en el caso de la costa de Bavaro ¿Cuáles fueron las medidas tomadas por el Municipio de Higüey, la Liga Municipal y demás  organismos gubernamentales para enfrentar el desarrollo provocado por la inversión extranjera?

Esa inversión extranjera requiere como contrapartida unas facilidades como aeropuerto y vías  para llegar a los diferentes hoteles y puntos de interés, y suministros de  agua, electricidad etc. Todo lo demás lo suministran los inversionistas bajo la modalidad de “todo incluido”. El visitante tiene un recorrido previsto del aeropuerto al hotel y del hotel al aeropuerto y termina teniendo una visión muy particular de lo que es el país.

A falta de control urbano el entorno fue arrabalizado desde la entrada del Paraje de Verón en adelante. La zona se ha poblado sin mínimos lineamientos y reina  un desorden por falta de aceras y parqueos, sin reglas de  densidad, señalizaciones ni iluminación Así c onviven  la  riqueza y la pobreza, una pobreza relativa porque el comercio periférico de las zonas turísticas tiene como moneda el dólar y toda esa población flotante, empleada en los hoteles en parte, llegó con necesidades habitacionales, de descanso y de esparcimiento.

Los organismos oficiales no previeron asentamientos satélites para zonas turísticas lo que  obliga al desplazamiento masivo de las fuerzas de trabajo hacia Higüey, ida y regreso, En este sentido de nuevo la iniciativa privada construye la única facilidad conocida como Pueblo Bávaro pero para una clase media alta dejando un gran vació en la clase media y la clase baja que no puede pagar la oferta allí disponible. Las facilidades escolares a todos los niveles desde los grados elementales a bachillerato están ausentes en su gran mayoría. La protección ecoturística de zonas aledañas es violada como sucedió con la laguna de Bávaro.

También podríamos mencionar facilidades médicas para las que solo existe una institución privada que es Hospiten.  Esta exposición  sobre la realidad de los centros turísticos altamente productivos deben llevar a reexaminar el camino recorrido desde Playa Dorada a Cap Cana. Tenemos  tiempo para salvaguardar estas fuentes  de actividad económica  favorables al país.