El Ministerio de Energía y Minas considera factible que la riqueza dorada comience a contribuir al bienestar de comunidades que rodean explotaciones
La extracción del áureo metal, de incorruptible y sólido valor intrínseco, ha marchado en República Dominicana con abundantes frutos como renglón de la economía pero colocada también entre las preocupaciones del Estado regulador y vigilante que no quisiera, de un lado, aparecer en la historia como riesgosamente flexible con la actividad minera por sus potenciales daños y de otro lado está el celo poderoso, casi apostólico, de los movimientos conservacionistas de invariable espanto.
El oro de esta tierra es de una importancia reconocida como renglón de exportación, atracción de inversiones y sustancial fuente de ingresos para el fisco y de empleos de remuneraciones superiores a los promedios imperantes en el sector privado. Sin embargo no sale de las sombras que proyecta su capacidad de emitir residuos tóxicos. Su rasgo en ese sentido tiene demoradas las autorizaciones para expandir explotaciones a que estaría sujeta la firma Barrick Gold para garantizar su rentabilidad y justificar su inversión. Al mismo tiempo aparece el proyecto de la minera GoldQuest, que se frota las manos y aspira al precioso metal que alberga el subsuelo de San Juan de la Maguana, frenado aparentemente por los énfasis de rechazo de comunitarios y de conservacionistas.
Alerta roja
Para resaltar la significación que para el país encierra la minería en general, y la del oro en particular, la revista del Ministerio de Energía y Minas recordó en su editorial de hace poco más de un año que a pesar del desalentador impacto de la covid-19 que hizo decrecer la economía en un 6.7% y las exportaciones en más de un 30%, en el 2020 los envíos de minerales dominicanos al exterior se mantuvieron estables generando US$2,000 millones, corriendo por cuenta del metal de fascinante brillo dorado el 75% de lo logrado.
Aunque el comentario se encaminaba a legitimar la continuación del aprovechamiento de riquezas subterráneas nacionales, a la que ha estado dirigida un importante ingreso de capitales extranjeros, lo más imprescindible para que la extractora Barrick pueda seguir operando con un futuro asegurado es crear en una gran extensión de terreno virgen de la provincia Sánchez Ramírez una nueva presa para los residuos tóxicos de sus procesos, un paso recibido con reservas por ambientalistas influyentes.
Se trata de un objetivo que tras la creación de un nuevo parque nacional sería difícil de permitir a juicio del vicepresidente de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y columnista de este diario, Eleuterio Martínez, alertado porque la extracción de oro en esa jurisdicción ocurre sobre un afluente del río Ozama y “toda la contaminación que se produzca en la zona viene obligatoriamente hacia la capital”. Los residuos de la explotación metalúrgica se componen de metales pesados y presencia de “sustancias altamente nocivas”.
El decreto 659-22 creó recientemente el parque Nacional Loma de los Siete Picos para la conservación de la naturaleza en la Sierra de Yamasá extendiéndose en sus restricciones hasta San Cristóbal y Bonao; y aunque no abarca zonas bajo extracción de oro, una presa de cola en las inmediaciones generaría una acumulación de sustancias altamente nocivas para diversos cursos de agua, se alega.
Rigor ambiental
Al despejar el camino hacia la construcción de una nueva facilidad para que Barrick Gold Pueblo Viejo deseche rocas de composición agresiva al ambiente, el Estado dominicano condicionó la aprobación definitiva del proyecto al resultado de un estudio de impacto ambiental y prefactibilidad a cargo de la propia empresa que deberá formular estimaciones técnicas y definiciones que demuestren la imposibilidad de seguir utilizando el lugar actual de almacenamiento a cielo abierto de relaves (sólidos descartables) a largo plazo.
Es decir: será necesario que la empresa justifique que la presa de colas actual no puede seguir siendo utilizada para mantener activa la extracción que sería posible en función del decreto del Poder Ejecutivo 270-22 que autoriza la ampliación de la zona minera en que opera Barrick en 3,115.47 hectáreas. En la disposición oficial queda implícito el interés del Gobierno de que la habilitación de más terrenos para la degradación química solo ocurra como un recurso de suprema necesidad tomando en cuenta probablemente que en las regiones afectadas por la minería de oro en el mundo entero son comunes las emisiones de gases de mercurio que pueden llegar al agua y al subsuelo con severos afectos sobre la producción de alimentos.
De hecho en República Dominicana existen varias concesiones mineras en las áreas de influencias de algunos embalses aprovechados para consumos humanos y agrícolas incluyendo el que corresponde a la presa de Sabana Yegua. Se ha denunciado que el río Masacre nace en un área a disposición de la minera Barrick Gold en el que se localizan también varios ríos que tributan al cauce principal.
Respecto de lo que se propone hacer para la protección de recursos naturales en la provincia Sánchez Ramírez, la firma canadiense dijo que contempla tener listo el estudio ambiental que exige el Estado dominicano para finales del año recién pasado de lo cual no se ha informado. Adelantó además que la presa de colas actual será sometida a un proceso de recuperación que permitiría que los terrenos resulten aptos para fines agrícolas.
Oro estancado
El proyecto minero de la firma GoldQuest a desarrollarse en San Juan de la Maguana es objetado con expedientes de comunitarios y de ecologistas que incluyen preocupación por la posibilidad de que provoque cambios importantes en la morfología de terrenos disminuyendo la producción agrícola y ganadera. Se alega, entre múltiples pronósticos pesimistas, que correría peligro la flora del lugar modificándola o eliminándola aunque se trata de ejercicios teóricos a falta de estudios directos de impacto ambiental que no le han sido aprobados todavía por las autoridades dominicanas partiendo de las principales características que son asociadas a la minería del brillante metal.
GoldQuest sostiene que invirtió 44 millones de dólares en la exploración en la zona de El Romero en la que habría comprobado la existencia de un yacimiento de 75% de oro, 24% de cobre y 1% de plata, con reserva estimadas en 3 millones de onzas de oro con dos de los contenidos susceptibles de ser explotados. Desde el punto de vista de la empresa, el Estado dominicano ha estado fallando al no otorgar el permiso de explotación que sería precedido por el estudio ambiental y de viabilidad.
«Nosotros pensamos que realmente en ese tipo de proyecto se deben tomar decisiones que tienen que ser científicas» expresó en su momento el representa local de la GoldQuest, Féliz Mercedes, para quien el tema ha estado politizado. Defendió las acciones de la minera en el país aseverando que desde el punto de vista de la ley han cumplido con todos los pasos a que esta obliga.
Cero confianza
El conservacionista Luis Carvajal, coordinador de la Comisión Ambiental de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y miembro de la Academia de Ciencias sentenció hace dos años, a propósito de las preocupaciones que genera la extracción de oro, que en República Dominicana no hay un solo río que no se encuentre, en su punto de origen o en su cuenca media, en ámbitos de alguna concesión minera. Ha insistido en que la Barrick Gold tiene una autorización que impactaría sobre el río Masacre en la zona llamada Pico de Gallo y la que están todos sus afluentes.
Este ensayista y biólogo graduado en Rusia considera que constituye un absurdo que “en un país como el nuestro, que forma parte de una isla pequeña, se esté discutiendo si una minera se expande o no hacia la loma de los Siete Picos o si se construye una presa de cola”. A su juicio en cualquier lugar del mundo “eso se hubiera parado, no se seguiría discutiendo, porque eso ni siquiera debe ser objeto de discusión”. La prensa dominicana recogió también una declaración suya en la que denunció que “Hay todo un conjunto de concesiones mineras que implican una locura alrededor del ordenamiento y que demuestran que el Estado no tiene política territorial”.
Para lograr que el oro reluzca en toda la pureza que lo convierte en uno de los metales que más caro llega a costar, y que el 6 de enero pasado se cotizaba a US$1.886 la onza troy, las piedras en bruto tienen que ser tratadas con el mercurio que facilita su separación.
La exposición al mercurio, incluso en pequeñas cantidades, puede causar graves problemas de salud, es peligroso para el desarrollo intrauterino y en las primeras etapas de vida. Puede repercutir en los sistemas nervioso, inmunitario, digestivo, y en la piel, los pulmones y los ojos según las descripciones más presentes en el registro de evaluaciones científicas.