A ritmo de tambor y con honores Uruguay despide a Carlos Párez Vilaró

A ritmo de tambor y con honores Uruguay despide a Carlos Párez Vilaró

MONTEVIDEO. A ritmo de tambor y con honores, Uruguay despide este martes al artista plástico Carlos Páez Vilaró, creador de la emblemática «escultura habitable» Casapueblo en el sureste del país y fallecido el lunes a los 90 años.

Tras un velatorio de cuatro horas en la noche del lunes, los restos del artista fueron trasladados en la mañana del martes hacia el palacio Legislativo, donde se lleva a cabo la segunda parte de la ceremonia fúnebre.

El cortejo se detuvo durante varios minutos frente al exconventillo «Mediomundo», donde Páez comenzó su largo vínculo con la comunidad afrouruguaya, tema dominante de su prolífica obra.

Allí, mientras la cuerda de tambores que el artista ayudó a fundar y con la que desfilaba cada año en las tradicionales Llamadas lo despedía a tambor batiente, su hija Beba Páez colocó sobre el ataúd el traje que vistió en el último desfile, el 14 de febrero de este año.

Vestidos de blanco y con velas encendidas, sus familiares acompañaron el cortejo hasta el palacio Legislativo, donde el artista era velado en el imponente Salón de los Pasos Perdidos.

Junto a su rostro en el féretro, su familia colocó un pincel, en recuerdo de los miles de soles y personajes que con su trazo inconfundible pueden encontrarse en lienzos y murales en edificios públicos y viviendas privadas de todo el país, pero también supieron darle color a los aviones de la quebrada aerolínea uruguaya Pluna o a una línea nacional de vajilla.

Poco antes del mediodía los restos serán trasladados al panteón de Agadu para el sepelio. «Esto tiene tristeza pero tiene mucha alegría porque se cierra una vida que se entregó por completo a la sociedad y a la gente», aseguró en la noche del lunes el presidente José Mujica tras concurrir al velatorio. Páez Vilaró «siempre fue un enamorado de la vida», dijo.

Por su parte, la Cancillería uruguaya expresó en un comunicado sus condolencias por la muerte de un «emisario de honor de la cultura» uruguaya en el mundo entero.

«A pesar de su desaparición física, Carlos Páez Vilaró continuará presente a través del legado de su obra, de excepcional valor artístico y alcance universal, junto al recuerdo de un ser humano de enorme voluntad, calidez y humildad», afirmó.

Páez Vilaró tenía seis hijos, una de las cuales, Agó Páez, artista plástica como su padre, fue hospitalizada en las últimas horas por una afección cardiaca, informó su hijo Horacio a medios locales.

Nacido en Montevideo el 1 de noviembre de 1923 en una familia acomodada, durante su larga vida Páez Vilaró abordó todas las áreas de las artes, desde la pintura, la escultura y la cerámica hasta el cine, la música y las letras.

Pintó centenares de obras y realizó múltiples exposiciones, pero sobre todo le escapó al bastidor y dejó su sello en monumentales murales en Argentina, Australia, Brasil, Camerún, Chile, Congo, Estados Unidos, Gabón, Panamá y Polinesia, muchos en hospitales, en el marco de su cruzada «Color para el dolor».

Pero tal vez su obra más emblemática sea Casapueblo, la original casa-museo-taller modelada con sus propias manos sobre los acantilados en Punta Ballena, en el exclusivo balneario Punta del Este (120 km al este de Montevideo), la «escultura habitable» donde falleció, de un inesperado infarto, el lunes por la mañana.

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