Ritos chamánicos, una tradición
viva en región del norte de Perú

Ritos chamánicos, una tradición<BR>viva en región del norte de Perú

CHICLAYO, Perú.  EFE. Los ritos chamánicos, protagonizados por el mágico cactus ‘San Pedro’, siguen siendo una tradición viva en el norte de Perú, donde sus pobladores buscan en los mercados de plantas restablecerse de sus males y saber qué les depara el futuro.

   Multitud de adivinos y curanderos se dan cita en el Mercado Modelo o de los Brujos, uno de los más apasionantes de Perú, ubicado en la ciudad de Chiclayo. Allí, ancianos, madres con sus hijos y jóvenes buscan remedios a sus males físicos y también de amor.

   “La mayoría acuden a la medicina natural porque el costo es bajo, bastante económico y además es mejor”, explica a Efe una vendedora mientras despacha todo tipo de plantas.

   Perejil para los nervios y el estrés; “muña” para la gastritis y la diabetes; azufre para las heridas, la  mala suerte y los dolores; o “pico de cóndor” para la epilepsia, son algunos de los productos más vendidos, aparte del mítico ‘San Pedro’, un cactus que crece salvaje en las estribaciones occidentales de los Andes.

   “El ‘San Pedro’ viene desde tiempos muy antiguos. Lo usan los chamanes para curar a las personas de diferentes males y para hacer ver cosas. Es una planta alucinógena que hace ver visiones”, detalla a Efe Benito de Vara, otro veterano del Mercado de los Brujos.

   “También se siembra en el jardín de la casa, es un guardián. Se cree que por las noches esta planta se convierte en hombre y ronda la casa, la cuida”, agrega.

   Esta planta es la gran protagonista de las “mesadas”, ceremonias chamánicas que se prolongan hasta entrada la madrugada y en las que el curandero y sus invitados beben el brebaje, que consiste en el cactus hervido durante horas.

   Los efectos pueden ser muy prolongados, pero dependerá de la cantidad consumida y sobre todo del poder que el chamán ejerza sobre quien lo ha tomado.

   “El maestro debe saber a quién puede dar ‘San Pedro’, porque si no está preparado le puede alocar”, afirma a Efe  el chamán Vicente Nolasco.

   Este cactus en forma de brebaje ya lo consumían durante sus ritos sagrados los moches, pobladores de una civilización que tuvo su esplendor entre los siglos I y VIII d.C en el norte de Perú, a la que pertenecieron el Señor de Sipán y la Señora de Cao.

   En las iconografías de los templos de aquella época surgen los oficiantes y sacerdotes en ritos similares a cómo actualmente se realizan las ceremonias chamánicas.

Las viejas

Tradiciones

Estas son aprovechadas en Chiclayo por falsos curanderos que buscan protagonismo o simplemente ganar unos dólares. De todos ellos, el más recomendado es Víctor Bravo, un chamán de 75 años, que ha dedicado 55 a ejercer la profesión.    Cada martes organiza una “mesada” y hasta su hogar, en el valle de las pirámides de Túcume, a media hora por caminos desde Chiclayo, llegan vecinos enfermos, pero también muchos curiosos procedentes de todo el mundo.

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