Rivales de Trump dicen que lo apoyarían si logra nominación

Rivales de Trump dicen que lo apoyarían si logra nominación

DETROIT, Michigan, EE.UU. El aparato del partido republicano y sus últimas bazas para derrotar a Donald Trump pasaron una larga y extraordinaria jornada calificando al multimillonario empresario de peligroso, “fraude” y “estafador” no apto para el cargo. Sin embargo, al final del día Marco Rubio, Ted Cruz y John Kasich tuvieron que tragar saliva y reconocer que respaldarán al magnate inmobiliario si gana las primarias.

Sus incómodos compromisos del jueves, al final del 11mo debate republicano, puso de manifiesto el dilema que enfrenta el Partido Republicano si Trump continua dominando tanto la carrera en cuanto a número de delegados como la conversación de campaña. Más allá de los duros cruces de palabras, los líderes republicanos ven pocas ocasiones para frenar a un Trump que se encamina a la nominación presidencial. Las preocupadas élites del partido están estudiando a fondo las complejas matemáticas de los delegados, plantean escenarios para una disputada convención e incluso flirtean con que esfuerzos de terceros puedan hacen descarrilar la campaña de quien, a día de hoy, es el mejor situado para proclamarse candidato a la Casa Blanca.

La tumultuosa jornada comenzó con Mitt Romney, el candidato en los comicios de 2012, realizando un rara aparición pública para denunciar a Trump como un farsante que “le quiere ver la cara al público de Estados Unidos”. Ron Kaufman, un destacado miembro del Comité Nacional Republicano y allegado de Romney, abrazó abiertamente la posibilidad de que haya una convención impugnada diciendo que “si esa es la única forma de frenar a Trump, tiene sentido”.

Otras figura que criticaron públicamente a Trump fueron el presidente del Congreso, Paul Ryan, que compartió candidatura con Romney, y el candidato presidencial de 2008, John McCain. Ryan dijo que las ideas más polémicas de Trump “desfiguran” el conservadurismo y McCain expresó su preocupación por las “declaraciones desinformadas e incluso peligrosas” de Trump sobre seguridad nacional. Pero Trump contraatacó.

En el debate de por la noche, dijo que Romney era “un candidato fracasado” que perdió ante Barack Obama hace cuatro años. “Obviamente, quiere ser relevante”, dijo Trump con desdén. La diatriba de la formación fue evidente cuando y Rubio y Cruz, claramente sin entusiasmo, declararon su disposición a votar a Trump tras pasar gran parte del debate criticando sin descanso al empresario por sus “flexibles” posicionamientos políticos y su ética personal.

Los dos senadores, que en debates anteriores se habían dedicado a atacarse mutuamente, presionaron a Trump con agresividad sobre sus credenciales conservadoras, sus prácticas empresariales y sus políticas cambiantes. Preguntado sobre un amplio abanico de temas, Trump señaló su voluntad para pactar.

Dijo estar de acuerdo con que el senador por Florida Rubio negociara con otros legisladores sobre política migratoria. Además, agregó, cambió de opinión para apoyar la entrada al país de los trabajadores extranjeros mejor formados señalando, con la mayor naturalidad: “Estoy cambiando, estoy cambiando. Necesitamos a gente altamente cualificada en este país”.

Y tampoco se mostró arrepentido por colaborar económicamente a las campañas de líderes demócratas; a la de Hillary Clinton hizo hasta 10 donaciones en el pasado. “He apoyado a demócratas y he apoyado a republicanos, y como empresario se lo debía a mi compañía, a mi familia, a mis trabajadores, para llevarnos bien “, dijo.

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