Riverón se pasó.- Mucha gente lo habrá celebrado, porque así está este país con el tema haitiano, como habrán celebrado también, aplausos incluidos, que se detenga en los hospitales públicos a las embarazadas haitianas y que recién paridas y el bebé en brazos las monten en una camiona y las lleven hasta la frontera para deportarlas, pero alguien debe decirle al “folklórico” alcalde de Dajabón, Santiago Riverón, que se pasó de contento con el operativo que encabezó en un parque de Pedernales de donde sacó a varios niños haitianos para repatriarlos a su país, suplantando a las autoridades de Migración.

El video con las imágenes del alcalde, quien invitó a los que criticaron su comportamiento a que adopten a esos niños, rápidamente se hizo viral, y de seguro se convertirá en otro argumento mas que utilizarán contra el país los organismos internacionales que velan por el respeto de los derechos de los inmigrantes, que aquí insistimos en pisotear y desconocer. Y aunque el CONANI rechazó de inmediato, y de manera “enérgica”, las acciones del alcalde, al que acusó de violar el protocolo de atención a los infantes en situación de calle, eso se quedará así, y a juzgar por su actitud desafiante ante el rechazo a sus acciones no puede descartarse que vuelva a repetirlas o que encuentre imitadores en otros alcaldes.

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Porque en este país, por desgracia, los malos ejemplos cunden como la verdolaga, sobre todo cuando los que ponen esos malos ejemplos actúan en mombre del gobierno; o, como en este caso, quien los promueve es un alcalde abusador con complejo de vaquero del salvaje oeste norteamericano. Por eso daña tanto la imagen del país lo que pasa con las embarazadas haitianas, a lo que hay que agregar ahora el abusivo comportamiento de Riverón, pues el mensaje que se envía es que un país que trata con esos niveles de brutalidad y violencia a una población vulnerable no puede ser tan hospitalario y acogedor como se vende en los relucientes escaparates del turismo mundial.