Roba yuca patrón le daba mangos de comer y va preso

Roba yuca  patrón le daba mangos de comer y va preso

Barba Pie y/o Franco Estama recibió tres meses de prisión preventiva en el Tribunal de Montecristi por cometer el delito de tener tanta hambre como para robarse siete libras de yuca de la finca de su patrón, Daniel Tomás Núñez, quien tan solo le daba mangos para comer.
Durante el conocimiento de la medida de coerción Pie aseguró que Núñez lo denunció con la intención de meterlo preso para no pagarle su dinero. “Dios está arriba, que nunca le he cogido nada”, solo atinó a decir cuando escuchó la medida impuesta.
Al conocer la decisión del juzgado de atención permanente de Montecristi, la directora nacional de la Defensa Pública, Laura Hernández Román, se escandalizó ante lo que llamó un “robo famélico”, un “robo por hambre” y dijo que “conforme el criterio doctrinal y jurisprudencial este caso resulta ser un robo famélico que no conlleva pena alguna”.
Tras asegurar que la medida es desproporcional, inidónea y viola principios limitadores del derecho penal, pidió con urgencia que investiguen el manejo de los casos en Montecristi pues en reiteradas ocasiones se ve ese tipo de conducta que violan de manera degradante los derechos humanos.
Este caso, dijo, recuerda al de Marielena Rodríguez, acusada el 3 de octubre del 2012 por robar una lata de leche para su hija. El magistrado José Alejandro Vargas, de la Oficina de Atención Permanente del Distrito Nacional, la puso en libertad.
La cárcel. Hernández recordó que el Ministerio Público y los jueces de Montecristi incumplen el compromiso de no judicializar estos casos o procurar soluciones alternas de conflictos, un compromiso que han asumido en las diferentes reuniones interinstitucionales. A esto se suma la difícil situación de la cárcel de Montecristi, creada en 1930 para albergar a 70 personas pero que actualmente tiene 375, lo que evidencia una indiscutible sobrepoblación. De la cantidad de presos hay 263 preventivos.

“Más de 200 hombres amanecen en el patio, por no decir duermen, por el hecho de que no hay espacio físico dentro de las celdas para todos poder dormir allí dentro. Las personas que amanecen en el patio de la cárcel lo hacen a la intemperie, sin ni siquiera una lona para cubrirse del sereno o de la lluvia cuando llueve; con la molestia de los mosquitos, cucarachas, ciempiés y toda clase de insectos; esta situación pone en peligro tanto su integridad como su salud; es una situación verdaderamente indignante, siendo los más afectados las personas extranjeras de nacionalidad haitiana por su doble grado de vulnerabilidad: persona privada de libertad y además de otra nacionalidad (de extrema pobreza)”.

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