Roban máquinas y equipos de escuela

Roban máquinas y equipos de escuela

Los cursos de formación laboral que ofrecía el Centro de Educación Especial San Lorenzo de Los Mina tuvieron que ser suspendidos después que los ladrones hurtaron las máquinas y útiles que los estudiantes utilizaban.

Así lo denunció ayer la directora del centro, Ernestina Grullón, quien sostuvo que tienen una matrícula de 515 estudiantes con distintos grados y tipos de discapacidad.

Dicho esto, Grullón manifestó que tanto los maestros como los alumnos se sienten desprotegidos. «Los ladrones cuantas veces necesitan algo lo vienen a buscar aquí. Incluso, ya se han llevado todo lo de valor: el piano, el amplificador, 70 sillas del salón de actos, dos máquinas de coser, la máquina de escribir, abanicos de pared, las barras de acero de la verja, los trabajos hechos por los jóvenes en ebanistería e innumerables cosas más», se lamentó Grullón.

Entre esas otras cosas, que no han podido reponer por falta de dinero, se encuentran el motor de la cisterna, dos tanques de gas, dos tanques plásticos para agua, un teléfono, una plancha, dos tijeras, dos destornilladores, dos mangueras el tablero de la chancha, varios estuches de óleo, juguetes y dos cajas de pintura.

La frecuencia de los hurtos, señala Grullón, ha aumentado poco a poco. «Nosotros tenemos 27 años laborando aquí, en Katanga, Los Mina, pero los robos comenzaron hace tres años. Sólo en este mes de enero han robado tres veces. Lo peor es que nadie ve nada. Ellos arrancan las persianas, rompen los llavines y pasan todo lo que se llevan por encima de la verja».

[b]EL ENTORNO[/b]

Los robos no son el único problema de la institución. El centro, como comenta la directora, está rodeado por todo tipo de negocios: desde dos paradas de carros públicos hasta los más variopintos tenderetes de frituras.

«Las aceras están llevas de ventorrillos, cocinas y frituras. También hay tres paradas de carros, un taller de mecánica, una parada de motores, un vertedero de basura y, frente al área de juego de los más pequeños, un comedor con su tanque de gas en la acera».

Manifestando que no sacan a los niños al patio por temor a que el tanque de gas explote, Grullón explicó que la vendedora de comida no estaba ahí porque la policía le había pedido el día anterior que se marchara.

Los carros, sin embargo, sí continuaban en el lugar. Parqueados a doble fila, esperando llenar sus vehículos con unos pasajeros que en plena mañana no cruzan por allí, los choferes se colocan a todo lo largo de la pared frontal de la escuela. Por esa razón, indica Grullón, los alumnos tienen que caminar por el medio de la calle para poder entrar y salir de la institución.

El comportamiento de los choferes es otro motivo que les preocupa. «Ahí se oyen palabras obscenas, discusiones y a cada uno voceando sus rutas. A veces oyen música alta y se ponen a tomar cerveza o ron… hasta se orinan en la acera».

Otro problema que están enfrentando es que la Secretaría de salud Pública les retiró el servicio odontológico que tenían los alumnos. «Ese servicio se les ofreció durante 15 años y ellos lo retiraron por el simple hecho de yo decir que el sillón estaba en mal estado y que la lámpara estaba inservible. Ellos trasladaron los odontólogos sin pensar que nuestros alumnos no pueden ir a cualquier odontólogo. Cuando ellos van los médicos no los quieren atender porque son niños con necesidades especiales».

Por otra parte, Grullón hizo un llamado a las autoridades educativas para que les ayuden con el nombramiento de los 14 maestros que ellos tienen que pagar. «Nosotros somos semi-oficiales pero la escuela depende fundamentalmente de la poca ayuda que nos dan los padres. Nosotros tenemos una subvención de 12 mil pesos mensuales pero eso llega irregularmente. Por eso quisiéramos que Educación nos ayudara nombrándonos a los maestros para así poder desenvolvernos mejor y pagarle más cómodamente a los especialistas».

Finalmente, Grullón definió la labor que realizan. «Esta escuela nada más llega hasta cuarto de primaria. Cuando los niños terminan, si están en capacidad, pasan a una escuela normal. Sino, toman cursos de capacitación. Nuestra labor principal es educarlos para la vida, lograr que se integren en la sociedad».

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