Robándoles a los viejitos

Robándoles a los viejitos

Lo único ficticio de esta historia, es el nombre del protagonista: “Juan de los palotes” a quien, para solemnizarle su seudónimo, le diremos don Juan, homónimo del profesor Juan Bosch.

Don Juan pasó 48 años como empleado de tres restaurantes, durante los cuales pagó aproximadamente 550 cotizaciones para protección de su salud y fondos de pensiones al Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS). Cuando la última empresa que lo empleaba consideró que sus condiciones físicas no le permitían un adecuado rendimiento, amén de su edad, le hizo un emotivo homenaje de despedida y le entregó la documentación necesaria para solicitar su pensión en el IDSS apegado a las normativas existentes.

Eso fue hace unos 3 años, durante los cuales, don Juan ha hecho más de 30 visitas al IDSS y ha preguntado más de 100 veces que hace falta para darle su necesaria y modesta pensión.

Nadie imagina que, en forma honesta, un camarero puede acumular riquezas que le permitan vivir sin salario por 3 años; de modo que don Juan ha sobrevivido por ser excepcionalmente austero y la ayuda de amigos, a quienes dice esperanzado: “Ya por ahí viene mi pensioncita”, pero el camino se ha hecho lar…go y muchos nos alegramos de que ya casi no lee los periódicos, porque le hubiese dado un infarto si sabe que la Superintendencia de Pensiones anunció con bombos y platillos que tiene en bancos alrededor de 87 mil millones de pesos que no están disponibles para él ni para miles de envejecientes que han tenido un parecido vía crucis.

¿Es “solidaridad” o “estafa” uno de los principios de la Ley de Seguridad Social?

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