Robert.Com

Robert.Com

No sonrían ante el título, pues escribo con enorme seriedad. Además, me convencí que saben que hablaremos de Robert Asensio de los Santos. Como es hombre cibernético, capaz de ubicuidad, le llamaremos Robert.Com. En la era de los grandes avances de la tecnología informática, Robert pudo desdoblarse y estar preso y suelto a la vez. De ahí que les hable de Robert.Com y no de Robert Asensio de los Santos que siendo aquél no es éste y que siendo éste no es aquél.

La historia pudo comenzar hace poco cuando el juez bajó el mallete y cantó los veinte años por homicidio. ¿Pudo, dije? Leyeron bien. Pudo comenzar la historia ese día aunque en realidad, al revisar la ficha policial conforme se ha publicado, se advierte que la historia es anterior. Muchacho común y corriente, fue capaz de ser tan común como para pasar desapercibido y tan corriente como para suministrar electricidad a los clientes con los que hizo conexión. Por el último de esos clientes, conforme lo poco que se ha publicado de él, le cantaron los veinte años.

Tras el fallo, Robert tomó vacaciones. Después de todo, las merecía. En el disfrute de este ejercicio de la ociosidad lo encontraron unos agentes de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD). Merodeaba con un paquete de polvos talcos, cuya marca no se ha publicado. Al parecer, conforme lo poco que se ha publicado de él, provenía de una reconocida, acreditada y extraordinaria fábrica colombiana. Al echarle el guante encima se dieron cuenta que, en vez de sueltecito sueltecito, Robert debía estar encerradito encerradito.

Entonces, los agentes y los jefes de los agentes revisaron la famosa ficha. ¿Cómo es que condenado a veinte años está aquí, trasegando polvo de una funda grande a unas chiquitas? Y aquí en la búsqueda de una respuesta es donde la puerca retorció el rabo. En principio, tras la publicación, se dijo que un fiscal del Distrito Judicial de San Cristóbal dio la orden. Pero ningún fiscal parece tener hechas, pues no han gritado por las sospechas. Desde la Dirección de Prisiones se ofreció una loable y adorable explicación. En realidad esta es una más de las condenas que pesan sobre Robert. Pero de una acusación anterior derivó una condena que fue revocada y logró un No ha lugar.

Bueno, dirán ustedes, qué tiene que ver esa explicación con el hecho de que Robert.Com anduviese haciendo y deshaciendo. Leí la información de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba, de izquierda a derecha y de derecha a izquierda. Pero no logré sacar en claro por qué Robert.Com se hallaba suelto cuando debía estar cumpliendo su tercera o cuarta condena, y la segunda por homicidio, tras las rejas.

¿Les digo algo? En medio de todos los líos el asunto se ha esfumado.

Pero no debió pasar por debajo de la puerta como ha acontecido. Lo de Robert.Com debe ser esclarecido. Para ello debe llamarse a Tintán y no a Cantinflas, para que nos hable sobre el tema. Porque al escoger los galimatías de Cantinflas no hemos entendido ni pío. Y se lo digo a ustedes, mis preciados confidentes, con entera seriedad.

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