Roberto Alagna- Para mí, cantar es como rezar

Roberto Alagna- Para mí, cantar es como rezar

Madrid, (EFE).- El tenor franco-siciliano Roberto Alagna (1963) es un divo porque vive en conexión con lo celestial, cantando como reza, no porque tenga tics de genio caprichoso. Inmisericorde consigo mismo dice que su último disco, «Pasión», es el primero de su carrera que no le ha dado ganas de romper nada más escucharlo. «Nunca me ha gustado un disco después de grabarlo. Mi primera reacción es destrozarlos porque no es ese el sonido que yo espero y sufro muchísimo.

Soy tan autocrítico que mi esposa -la soprano Angela Georghiu- dice que estoy mal de la cabeza», revela en una entrevista con Efe. La tendencia la ha roto con el que hace el número 28 de sus trabajos, un colorido paseo por los «standard» latinos, de los grandes clásicos como «Bésame mucho», «Quizá, Quizá, Quizá» o «Cielito Lindo», a una nueva versión de «Piensa en mí» o el dúo «Historia de un amor» «Me encanta. Es como un elixir de juventud», describe el popular tenor que del anterior CD que dedicó a Luis Mariano ha vendido más de medio millón de copias. «Elegí estos quince temas como en un harén. Son las ‘mujeres’ que van a compartir tu vida para siempre. Mi preferida es ‘La llorona’. Cuando una mujer llora te toca como si fuera un niño», compara.

Se reconoce «extremadamente sensible» a «las lágrimas femeninas» y, «de hecho», afirma, él es «como una mujer» porque se emociona muy a menudo ante algo «bello» aunque detesta llorar de pena porque lo pasó «muy mal» cuando murió su primera mujer, madre de su única hija, Ornella. «No tenía ni 30 años y ya era viudo. Aquel sufrimiento fue terrorífico.

Ahora disfruto cada día y me siento afortunado. Mi hija tiene 20 años y es increíble, perfecta», presume. Fue ella la que le aconsejó a la mexicana Lila Downs para que hiciera un dúo en «Pasión», con el que ya ha dado 30 conciertos en Francia y al que dedicará otros en Versalles el 24 y 26 de noviembre que se transmitirán en directo en 900 salas de cine en todo el mundo. Alagna y Down hacen un dueto con «Historia de un amor», que él ha cambiado para que no fuera «una historia de difuntos» sino la de una pareja «que se ama pero que no se soporta; que no pueden vivir ni juntos ni separados.

 Lo que le pasa a todo el mundo», dice. Él ahora está «muy bien» con su mujer, con la que se casó en 1996 y con la que ha tenido varias crisis que han afectado desde 2007 a sus compromisos profesionales. «Todo el mundo tiene altos y bajos. Nosotros estamos casados y nuestros contratiempos han sido más en la carrera profesional. Cuando quieres a alguien la quieres para siempre», declara. También ha cambiado la letra de «La cumparsita», cuya música compuso el uruguayo Gerardo Matos en 1914 y a la que le añadió la letra diez años después el argentino Pascual Contursi. «Hubo un juicio por los derechos. Matos ganó y le escribió una nueva letra. Ahora hay una guerra entre los dos países reclamando la autoría.

Como a mí me gusta la paz he hecho una versión inédita combinando las dos y respetando la primera composición orquestal», explica. El disco, resume, tiene un estilo que «respeta mucho el original cantado con la voz educada de un tenor pero que no hace de tenor».

Aunque está «feliz» con «Pasión» admite que lo suyo es la ópera- «no puedo vivir sin ella. Es como una droga y yo soy un adicto. Toda mi sangre está llena de ópera». Para este melómano «antes que intérprete», «cantar es como rezar» porque «va directamente al corazón» y cuida a su voz como a un hijo, más interesante ahora que hace 20 años, cuando debutó con «La bohème» junto a Georghiu en el Covent Garden. «Tus cuerdas vocales son como una foto, se ven las arrugas de la vida. Un cantante es como un atleta que busca en su interior para llevar a cabo algo que no es humano», dice.

 «Para mí un divo no es una cosa negativa. Un divo es solo alguien dotado de algo que no es humano, sino celestial, pero no soy ni caprichoso ni difícil, eso solo lo dice gente que no me conoce», resuelve. EFE

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