Roberto B. Saladín Selin – (No me siento en ese sillón!

Roberto B. Saladín Selin – (No me siento en ese sillón!

El gobierno que se inició el 16 de agosto de 1986, se enfrentó desde su inicio al reclamo de que había un préstamo del Banco Mundial cuyo pago debía efectuarse en septiembre, para lo cual fue enviando al país un funcionario de esta institución, el señor Gunther Koenig, el cual, al entrevistarse con el licenciado Luis Julián Pérez, gobernador del Banco Central, recibió como respuesta que si el gobierno central no depositaba los pesos, no se podría pagar ese préstamo.

El señor Koenig sudó la gota gorda cuando recibió esa respuesta del licenciado Julián Pérez, observándole a don Luis que el Banco Mundial tenía listo ya un fax para enviarlo a todos los países del mundo y a la comunidad financiera internacional, informando que la República Dominicana no estaba cumpliendo con un compromiso de pago con esa institución multilateral de financiamiento. Pero, el señor Koenig permaneció en el país, conciente de la delicada situación que podría presentarse, de no recibir el Banco Mundial ese pago y él personalmente, verse afectado en su frustrada gestión de cobro

Dado el hecho de que con los organismos multilaterales de financiamiento no existe la posibilidad de reestructuración de la deuda con los mismos, tales como el Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, teniendo como sanción que deudor que no honra sus pagos, se le suspende el crédito, situación muy delicada para una nación. Por supuesto, en la renegociación de la deuda externa de la República Dominicana con el Club de París y la banca comercial en 1985, donde fueron renegociados US$1,035 millones, equivalentes al 27 por ciento del total de dicha deuda, no estaban incluidos, los pagos reclamados por el Banco Mundial, en aquel septiembre de 1986.

En ese año 1985, la deuda externa no renegociada, era de US$2,684 millones, dentro de la cual, los compromisos de financiamiento con el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, no eran renegociables como se señaló anteriormente.

En las febriles semanas que transcurrieron desde el 16 de agosto de 1986, el gobernador del Banco Central licenciado Luis Julián Pérez, insistía frente al gobierno central en que no habría pago de la deuda externa, si el gobierno no asumía el compromiso de depositar los pesos en el Banco Central, lográndose finalmente un acuerdo con el gobierno central y siendo convocado el señor Gunther Koenig a una reunión con don Luis.

Al penetrar el señor Koenig a la oficina del gobernador del Banco Central en el piso 12 e invitarlo don Luis a que se sentara en el mismo sillón de la reunión anterior, el señor Koenig, respondió con una sonrisa, «Yo no me siento en ese sillón, ahí pase yo momentos muy desagradables», sentándose en el sofá que estaba en medio de los sillones, notificándole el licenciado Luis Julián Pérez, que se cumpliría con el pago pendiente con el Banco Mundial.

Insistiendo el señor Koenig con una cara sonriente en que en ese sillón «(no se sentaría más nunca!»

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