Roberto Salsadín Selin – Don Antonio, Periche y el Banco de Santo Domingo

Roberto Salsadín Selin – Don Antonio, Periche y el Banco de Santo Domingo

Durante el período de gobierno de don Antonio Guzmán Fernández (1978 1982), se tomó la decisión delicada de liquidar el Banco de Santo Domingo, el cual había sido autorizado a operar como banco comercial en 1973, decisión esa que en su momento fue cuidadosamente evaluada, ante el temor para el gobierno de turno y las autoridades monetarias de que se produjese una crisis en el sistema financiero nacional, que afectase a todas las instituciones del sistema.

Aunque en esa etapa de la historia financiera de la República Dominicana, depositantes y ahorrantes nacionales confiaban plenamente en la solidez del sistema bancario, donde operaban el Royal Bank of Canada, The Bank of Nova Scotia, el Citibank, el Chase Manhattan Bank, el Banco Popular Domicano, el Banco de Reservas, Banco de Boston Dominicano entre otros, habían surgido también otros bancos de reciente formación, el Banco Metropolitano (1974) y el Banco Condal (1973), las autoridades monetarias al ordenar la liquidación de Santo Domingo, se interrogaban si esa decisión, podría provocar una corrida contra todas los bancos del país y el retiro masivo de sus depósitos.

En ese contexto, las autoridades monetarias se cuestionaban cuál sería la reacción de depositantes y ahorrantes nacionales ante la eventualidad de la liquidación del Banco de Santo Domingo, ya que este último había desarrollado una agresiva campaña de apertura de cuentas de ahorros con una campaña publicitaria basada en el slogan «Computina», conocidos empresarios nacionales eran accionistas de ese banco e inversionistas extranjeros habían invertido su capital en el mismo, todo lo cual hacía dicha liquidación un tema altamente sensitivo.

Fue en ese contexto que el entonces administrador general del Banco de Reservas, Ing. Fernando Periche Vidal, recibió una llamada del Presidente de la República, don Antonio Guzmán Fernández, informándole el Presidente Guzmán que se había tomado la decisión de liquidar el Banco de Santo Domingo por parte de las autoridades monetarias y que se había decidido que el Banco de Reservas entrase al Banco de Santo Domingo para garantizarle a depositantes y ahorrantes que sus recursos estaban seguros con la garantía del Estado.

Cuando se hizo el anunció público del Banco Central, mediante un comunicado de la liquidación del Banco de Santo Domingo, un viernes, al día siguiente sábado, el personal del Banco de Reservas, su administrador general y miembros del Consejo de Directores del mismo, procedieron a abrir las puertas del Banco de Santo Domingo, donde una fila de depositantes y ahorrantes recibieron las seguridades de que el Estado garantizaba sus depósitos. Si querían su dinero, se le entregaba el mismo inmediatamente, dándole la opción también de abrir cuentas corrientes, de ahorros, certificados de depósitos, en el Banco de Reservas, lo cual hizo la mayoría del público, ante las garantías que recibieron.

El lunes siguiente, la banca nacional abrió sus puertas al público y lo que pudo haber sido un «lunes negro» con retiros masivos por la eventual pérdida de la confiaza en el sistema finánciero de parte de depositantes y ahorrantes, se convirtió gracias a la confianza del público en el Banco de Reservas, en un día normal de operaciones bancarías, aunque las operaciones de liquidación luego por parte de la Superintendencia de Bancos, se extendierón por largos años, especialmente por el lado de los activos del liquidado Banco de Santo Domingo.

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