Ubi Rivas 
UBI RIVAS
Bernstein identificó un fardo de infamias imperdonables
El término de su fructífero y gratísimo desempeño de Robin Bernstein, embajadora de Estados Unidos en nuestro país, es propicio intentar un esbozo del rol histórico que agotó en enzarzado tiempo final del fatídico PLD, que ella manejó con prudencia, tacto, eficiencia y positividad tanto para su gobierno, como para nuestro país.
Su elevado accionar, arbitró el tsunami de deshonestidad como antes en nuestro país organizado por el PLD, en fragante asociación de malhechores, desfalcadores del erario público, burladores de la confianza depositada en las urnas en 2012 y 2016, y con su escalpelo filoso, Robin Bernstein informó en cadencia a su presidente Donald Trump, vía el Departamento de Estado.
Auxiliada por los mecanismos informativos que dispone la embajada “americana”, Robin Bernstein quedaba estupefacta ante tanto descaro sin rubor de los malandrines del PLD que decidieron traicionar al inmarcesible Juan Bosch por acumular fortunas a expensas del contribuyente, informando al State Department.
Robin Bernstein no solo identificó un fardo de infamias imperdonables, sino como persona inteligente y previsora, quizás columbró que la situación saliera del contexto y se desbordara, como abril 1965.
Embajadora friendly, conforme distinguió el columnista Luis García en El Día 26-08-19, que avaló en toda su dimensión. Sin conocerte personalmente, embajadora Robin Bernstein, los dominicanos te recordaremos siempre, y especialmente yo, me emociono al confesar: te amo.
